Por: Jaime Jaramillo Panesso
En el habla popular nuestra metiche quiere decir entrometido. Y si es un personaje con cargos representativos o diplomáticos que opina y debate sobre asuntos de orden interno de un país que no es el suyo, se califica a ese metiche como una intromisión indebida en los asuntos propios de ese estado. El delegado de Alemania para acompañar al Presidente Santos y al proceso de paz con las Farc, el excelentísimo señor Tom Koenigs , viene hace meses metiéndose públicamente con temas relacionados con la paz en Colombia y los colombianos que por su naturaleza les corresponde opinar. Y ataca y da consejos imperiales, mientras se da un toque de sabiduría y un pantallazo germánico.
Hace un año, lanza en ristre dijo que Uribe era un peligro para la paz y que sus tesis no debían escucharse ni tener prensa. Ahora aparece de nuevo (El Tiempo, julio 4/2016) con más carga política y le envía varias recomendaciones a Santos y una alerta a la opinión pública.
Comencemos por las recomendaciones y alertas. Dice el plenipotenciario alemán: “Me parece que la promesa de un plebiscito es algo muy peligroso. Es que a veces la votación no se hace sobre el tema que se está debatiendo, sino sobre otro que la gente quiere.” Señala además que “miramos con asombro el populismo en Estados Unidos y en Inglaterra, lo vemos también en Colombia. La opción populista del no en un plebiscito me parece un peligro”. Y aunque añade que el Presidente quiere una refrendación, esta debe ser acompañada de los cuerpos representativos en el Congreso. Koenigs lo que dice con fuerza entre sus líneas de mando es que no debe haber refrendación, porque puede ganar el no, que es populista. Según este nuevo Kant exportado, votar no es populismo. Votar el sí es lo políticamente correcto. No habíamos tenido los colombianos un metiche tan agudo como profesor y consejero político, quien además le habla al oído del Presidente de la República.
El otro aspecto de interés para su excelencia es el ELN. Mucho tiene que ver Alemania con los criminales del ELN, no solo por la estancia en Maguncia, una de las tantas encerronas para hablar paja y en nada resultar. Tenemos memoria de los esposos Mauss, diligentes agentes del Ministerio de Relaciones Exteriores que fueron capturados cuando negociaban con el ELN el rescate millonario de un empresario de esa nacionalidad a espaldas del gobierno colombiano. Es una tradición que los alemanes quieran estar metidos en el presunto proceso de paz con los elenos. Nada raro que el entrevistado tenga ya conexiones con esa guerrilla y por eso ofrece sus desinteresados oficios mediadores.
Y para terminar su tratado de filosofía política para animales colombianos, el profesor Koenigs se refiere a la participación política de los jefes de las Farc. Dice: “si representan una corriente política en el país ¿por qué no pueden llegar al parlamento?”, pero a continuación responde sobre quienes han cometido delitos atroces: “los que asumieron la responsabilidad, han tenido su proceso y han pagado su pena, cualquiera que sea, pueden participar”. Blando, esquivo y equívoco, qué diría de la organización terrorista que ejerció la violencia en Alemania hace ya muchos años y que fue exterminada militarmente, si ellos pidieran diálogos y curules ¿ los hubieran escuchado y negociado?
Su excelencia plenipotenciaria y multilinguista no invade terrenos ajenos a su investidura ni es un metiche en los asuntos internos de otra nación. La canciller colombiana no lo lee y el Presidente si absorbe tanta sabiduría.