Balmore González

Por: Balmore González Mira

Con motivo de algunos comentarios que recibí por mi escrito de la semana anterior donde reflexionaba sobre una tertulia cotidiana en torno al modelo educativo, bajo los parámetros de una visión doméstica  y no de especialistas, me hicieron caer en cuenta de un tema también grave y de igual o mayor preocupación, del cual no me ocuparé como si fuere experto en el tema, que no lo soy, sino como vocero de quienes me hicieron la observación, que me pareció pertinente y la agradezco. Las fallas mayores en la enseñanza y aprendizaje de lo que se denominó Castellano y Literatura o  Español y Literatura y que en algunos momentos llamaron también  lengua materna.

Trasmitiré las inquietudes de los lectores contertulios tratando de interpretar sus preocupaciones.  En primer lugar está el tema de la ortografía, donde habría que comenzar con toda urgencia un programa de capacitación generalizada del cuerpo  docente en este tema, dado que resulta por lo menos triste que muy pocos educadores sean, sino expertos, al menos respetuosos o conocedores de la ortografía y que en los tableros, pizarras y presentaciones y hasta en los mismos cuestionarios de pruebas escritas que entregan a sus alumnos haya cualquier cantidad de errores en una sola palabra. Hay un ejemplo ilustrativo de esto y es que en un enunciado se encontró la palabra desicion, escrita así, cuando lo correcto es decisión. Tres errores en una corta palabra, la S en el lugar de la C y viceversa y sin tilde. Gravísimo de toda gravedad.  Algunos docentes se oponen a las pruebas que debe aplicárseles a ellos, cuando son felices evaluando.  En este aspecto, debería existir en las evaluaciones escritas la regla general de calificar ortografía en todas las áreas, es decir que el alumno vaya entendiendo que esta es una obligación que tiene transversalidad en toda la enseñanza y que no se tenga la excusa de que porque este es un examen de química o física no tienen por qué calificar ortografía.

El otro tema que preocupa es la falta de lectura de los jóvenes; la media de lectura de libros cada día es más baja en el país y cuando se les asigna tareas en este sentido, muchos de los estudiantes  acuden a los resúmenes que encuentran en la internet, sacrificando el disfrute y deleite de las obras literarias clásicas y también de nuevas que las hay bien buenas en el mercado literario. Y este debe ser también un objetivo de los docentes, buscar como incentivar la lectura y el análisis de textos de los educandos para ir consolidando una educación integral en esta fundamental área de la formación académica.

Esto también tiene que ver mucho con la redacción, otra falencia grande que se denota  hoy en los estudiantes; pues la falta de lectura consciente, la falta de un aprendizaje eficaz en temas de ortografía y puntuación, unida a la poca exigencia en los mismos;  y sumado a ello,  un nuevo lenguaje que los muchachos han venido incorporando a su jerga diaria, hacen que las redacciones de sus escritos sean pobres en muchos aspectos y que en la mayoría de las veces se les dificulte hasta narrar sus propias historias.

El abandono del estudio exigente de la ortografía y la puntuación, la falta de lectura y la pobreza en la redacción como consecuencia de una pobre formación en gramática y lingüística hacen que hoy los estudiantes tengan cada vez más vacíos en una formación que tiene todos los instrumentos tecnológicos a la mano, para hacer profesionales más destacados en todas las áreas; también queda claro, que las excepciones existen.