Por: Diego Calle Pérez
Están caminando por la calle y haciendo presencia en los parques y los andenes de la ciudad que dicen conocer e interpretar. Salen juntos en la encuesta y pareciera andan sin darse cuenta por las mismas calles y avenidas de la ciudad. Hasta el momento no se cruzan para el saludo. No tienen la menor intención de una alianza. Quieren verse en el tarjetón. Todos dicen tener la un plan de gobierno acorde con lo que necesita la ciudad, que llamamos innovadora. Avanzan en la recolección de la firma y aseguran tener el suficiente respaldo para llegar hasta el mes de Octubre del año en curso. Quieren tener una identidad propia, no quieren que se les relacione con el partido político tradicional. Tienen sede de campaña. Tienen amigos en toda la ciudad.
Se les escucha en la radio. Les hacen informes especiales en los periódicos locales. Todavía no hablan de un debate abierto en el centro de la ciudad. Hacen presencia en barrios donde tienen amigos de los conocidos, del conocido, del otro aquel que le dice al oído, por aquí te falta compartir el vaso de agua. Algunos de ellos tienen la lista para que lo acompañe en el concejo, no todos llegan, se salva uno, dos o tres de los más de doscientos y tantos que hacen cola por lograr un escaño en la junta directiva de la ciudad metropolitana. Ni para que competir con el concejal que repite y tiene sus votos demasiado contados para la continuidad de sus alianzas por la ciudad. Enfrentar un concejal con cuatro periodos consecutivos, es como morir en el intento. Aunque muchos de los que apoyan listas al concejo, lo hacen por respaldar al que ya está desde años atrás.
Todos son buenos muchachos, no hay ninguna muchacha candidata para la ciudad de mujeres talentosas y que son como flores, retoñando en la feria tradicional. Otras muchachas dicen que es el machismo tradicional de los paisas. Algunas listas al concejo se conforman por tener una que otra mujer incluyente en su respaldo. Otras dicen: que pereza, nos buscan por unos días, después ni una campaña para las mujeres de las esquinas de la Iglesia Veracruz y el raudal.
Los cinco candidatos más sonados en las encuestas ofrecen el abanico de las mejores propuestas por una ciudad billonaria en cuentas de la llamada joya de la corona. La ciudad donde se ha transformado la industria, la moda de la confección y se construye para el centro de la ciudad. Las laderas y las faldas se convirtieron en un problema habitacional que nadie arriesga invertir después de cinco torres caídas. Los corregimientos son mirados como un apéndice que saben que están, pero a la hora de planificar, no hay dolientes para su acompañamiento. Los barrios tradicionales se subdividen en fronteras invisibles, que de un momento a otro explotan con sus miles de problemas que se sobre diagnostican en las inspecciones y comisarias.
Los cinco más sonados en las encuestas, tienen respaldo en buenas chequeras, camisetas y gorras para aguantar sol en estos días de campañas abrumadoras. Todos parecen más de lo mismo, con la diferencia en su experiencia, en su trasegar en lo político. Todos tienen una sonrisa al estilo Monseñor del pájaro espino. La sonrisa que describe Pierre Bourdieu el gran sociólogo para estos tiempos contemporáneos. Todos los cinco más encuestados, tienen fortalezas y grandes debilidades pero no para un diagrama DOFA. Los cinco más sonados están que salen desde muy temprano a las calles a medir sus pulsos cardiovasculares, en la ciudad que subsiste a todos los embates de políticas públicas, que muchas veces parecen privadas, porque ya no existen partidos tradicionales, sino una firma empresarial que respalda candidatos para gerenciar la ciudad que se nos está pareciendo a un feudo medieval.
La ciudad donde cuentan con ganancias billonarias de una empresa que podría ser, no solo generadora de energía, sino generar felicidad para sus millones de habitantes, quienes pagan sus servicios de consumo regulado y de los muchos que pasan dificultades en la ciudad de la eterna política de contrastes latinoamericanos. Todos ganan, uno solo gerencia, de todos cinco, uno solo queda ALCALDE. Hagan sus apuestas, mas no le hagan caso a las encuestas.