Diego Calle

Por: Diego Calle Pérez.

Suspendido en el aire, con preocupación y sin investigación por falta de presupuesto, se quedarán muchos temas sin contextualizar, temor sembrado, por guerrilleros, soldados y paramilitares en las zonas rurales de la gran geografía nacional.

Gustavo Duncan, destacado columnista y profesor de seguridad, sostiene varias hipótesis, acerca del célebre Carlos Castaño Gil, queriendo resolver sus problemas judiciales para salir invicto del berenjenal metido y otros hablan de su supuesta entrega a la DEA. Casi nadie, escribe de la base militar con helicópteros, que tuvieran Mancuso y otros privilegiados de la pirámide que provocaba temblores momentáneos y que se conocieron en los testimonios de Mauricio Aranguren en su texto mi confesión.

Son muchas las versiones que se tienen de Carlos Castaño, de su vida personal, de sus alianzas y de sus aliados. En el aire, siempre, quedará la pregunta: ¿Quienes estaban detrás de Carlos Castaño? ¿Quiénes asesoraron su modo de operar sus comandos de guerra? ¿Son pocos los señalados directamente? Asegurar que fue cruel y despiadado, no tanto, hasta persinárse con su camuflado y rezaba alguna oración, se veía, algunas veces, escribiendo mensajes y otras veces alardeando de su gestión. (Véase entrevista Darío Arismendi Cara a Cara)

En cuestión, los paramilitares al servicio de la AUC no fueron rebeldes, fueron sumisos a jefes que tenían el poder, las conexiones y los arreglos para operar por todo el territorio nacional. Fueron, fuerza militar, no solo masacrar y arrasar, se apropiaron de terrenos, de fincas, enseres y cobraba impuesto. No se puede comparar, la muchachada creada por Pablo Escobar, al creado por los paramilitares, a los pocos meses de darle de baja al capo más buscado. Ni se puede comparar, al cartel de Cali, en inteligencia y movimiento de dineros producto del negocio del tráfico que dominaban en el exterior.

El papel de los paramilitares, ahora aprovechado, entre ellos, Mancuso y una lista de los que ahora buscan la JEP, a vuelo de revisar revistas de hemeroteca, los paramilitares, están siguiendo, dando el ejemplo, de los comandantes guerrilleros, para medio salvar un poco su proceder, que fue enredando mucho más la poca equidad, en un país de regiones, en un país de territorios sin tecnificar, de herencias marcadas en guerras civiles y en guerras de narcotráfico que no propiamente fueron el motivo de la insurgencia de Manuel Marulanda y Jacobo Arenas. Pocos están preparados para un debate público y menos en pandemia en contagio acelerado.