Por: Jaime A. Fajardo Landaeta

Debemos superar la comidilla de si el electo presidente Juan Manuel Santos está tomando o no distancia de Uribe, para subrayar el acierto y la buena honda que ha generado la inteligente confección del próximo gabinete ministerial, así como la designación de otros altos funcionarios.

¿Qué aplaudimos de las recientes decisiones? La escogencia de Germán Vargas Lleras para el ministerio del Interior y los anuncios de éste en el sentido de que buscará generar una atmósfera de diálogo con el poder judicial para concertar los cambios que se requieren, y que hará retirar del Congreso la iniciativa de transformar la Fiscalía para ponerla al servicio del ejecutivo (un anhelo del gobierno Uribe para blindarse frente a procesos en curso relativos a parapoltica, falsos positivos, chuzadas del DAS y otros).

 

Aplaudimos el optimismo ciudadano sobre los alcances del acuerdo nacional y los cambios que de todas maneras tiene que introducir Santos en el manejo de las políticas internas y externas. Colombia debe volver a armonizar las relaciones con los países vecinos para luego demandar -por los canales diplomáticos- la solidaridad en su lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.

Aplaudimos su decisión de entenderse con los jefes de los partidos políticos en relación con dicho acuerdo; en estos ocho años se hizo todo lo contrario: privilegiar las relaciones políticas con los parlamentarios para deslegitimar los partidos y propiciar el transfuguismo político, afianzar el clientelismo y –como consecuencia- la corrupción.

También celebramos los pasos dados para relievar los temas sociales, sobretodo los atinentes a salud, vivienda y empleo, al igual que el nombramiento de un alto consejero para que aborde temas de pobreza y equidad, tan olvidados en los últimos años. Estos hechos y anuncios permiten avizorar un horizonte de menor polarización política y de resultados en todos los campos -no sólo en seguridad-. Ojalá el equipo de colaboradores del entrante Presidente disponga de total respaldo para concretar las grandes tareas que le esperan.

¿Qué le pedimos a la nueva administración? Que la generación de empleo sea su prioridad, al igual que la lucha contra la pobreza. No podemos seguir proclamando que la economía está creciendo si a la par se disparan los indicadores de desempleo, subempleo y de empleo informal.

Que evalúe con mayor rigor el manejo de los subsidios estatales para las familias de escasos recursos, sin dejar el sentido de lucha contra la miseria y el desplazamiento, porque se han prestado para artimañas clientelistas y a veces para generar simpatías electorales.

Que combata a fondo la corrupción, propósito que deberá emprender contando con el apoyo de la ciudadanía a los órganos de control para que descubran y castiguen a los defraudadores del erario en todos los niveles.

Ahora bien, ¿qué esperamos de la oposición? Que el Polo Democrático, aunque aislado del acuerdo nacional (lo que consideramos un desacierto) y en este momento fraccionado, facilite el hallazgo de coincidencias hacia las alternativas que demandan nuestros grandes problemas. Y que el Partido Verde por lo menos se pronuncie sobre el acontecer político, aunque esté desaparecido de la actualidad nacional. Ya sabíamos que se abstendría de hacer oposición, pero eso no explica su inmersión en la dimensión desconocida.

Punto final: Aplaudimos la decisión de la fiscalía de no formular ningún cargo contra el Alcalde Medellín, Alonso Salazar, en relación con las falsas denuncia de aportes de Don “Berna” a su campaña, se hace verdadera justicia y se limpia la cara de la ciudad y de su alcalde. ¡Buena por esa!