Colombia es prolífica en frases lapidarias que avivan el espíritu y orientan el comportamiento social. Pambelé fue campeón mundial del boxeo con sus manos pero su inteligencia permitió a la humanidad contar la orientadora frase: “Es Mejor ser Rico que Pobre”. Maturana, el más importante director de Futbol de todos los tiempos de Colombia, sorprendió en una crisis diciendo: “Perder es Ganar un Poco”. Y así, cada año nace una nueva apología al pensamiento profundo que orienta a la nación.
Este año se suma a la doctrina política la reveladora frase del Ministerio de Agricultura que ha ganado la Vuelta a Colombia: “Regalarle a los ricos es ayudar a los pobres”.
Estimular al empresario, realizar préstamos de fomento para mejorar el campo es necesario, pero regalar el dinero público a los ricos es un escándalo abominable.
El Neoliberalismo no acepta los subsidios para pobres. Pero Regalar es más que subsidiar. Subsidio tiene como sinónimos Socorro, Auxilio, Limosna.
Suena como para hacer una obra de teatro, que en un país de pobres, un millonario reciba regalado cuantioso dinero público o que un millonario pida limosna del dinero destinado a los pobres. Solo ocurre en Colombia. Es aceptable que un indigente implore limosna, pero que ricos hagan trampas para aparecer como pordioseros, ya eso llena cualquier taza.
Regalar dinero público a los ricos es repudiable, aquí y en cualquier sociedad. Es una actitud amoral, vergonzante, de avivatos.
Y mucho más escandaloso, cuando se sabe que el estado del campesinado colombiano es miserable. A 2008, según datos del mismo gobierno, el 97.8% de los campesinos son o pobres (65.2%) o indigentes (32.6%). El Ministerio del Agro está condenando de por vida a los campesinos a ser jornaleros hambrientos. La política del Ministerio va en contravía de la propuesta del Presidente Uribe, quien predica un país de propietarios.
El Ministerio trata a sus campesinos como discapacitados. Ese pensamiento, en lugar de disminuir la pobreza, la perpetuará.
Es vergonzoso el episodio de acaudalados avivatos que mediante trampas se apoderaron del dinero público. Pero más vergonzoso es, que el Congreso de la República al aprobar el presupuesto nacional NO se dé cuenta que están autorizando $1.4 millones de millones para regalar a los pudientes. Y más censurable aún, que el Ministerio, con tan cuantioso dinero, no sea capaz de proponer una revolución agraria, que haga campesinos propietarios o campesinos empresarios o un campo menos miserable, como lo predica el Presidente.
De fondo hay una Política de Gobierno perversa, que se debe rectificar. Los Ministros involucrados, que son dirigentes de gran valía, tienen que enderezar su pensamiento social. Se puede defender a los Ministros pero no la política de regalar el dinero público a los ricos. Con ese pensamiento clasista, solo se construye un país de pordioseros: Pordioseros ricos y Pordioseros pobres.
El Presidente Uribe ha dicho que los Ricos deben devolver esa plata. Le faltó decir con más energía, como en otras ocasiones contra los bandidos: “Que devuelvan la plata y que los metan a la cárcel por mi cuenta!”