
El próximo 27 de septiembre, es la fecha que estableció el Consejo Nacional Electoral -Resolución 154/09-, para que los partidos y movimientos políticos que así lo deseen, realicen sus consultas internas para la toma de decisiones y la escogencia de candidatos al Congreso y la Presidencia de la República. En tal sentido, la Registraduría Nacional del Estado Civil -Resolución 2436 de 2009-, estableció el calendario electoral para la realización de estas consultas internas. En Colombia los partidos hacen sus consultas de manera voluntaria, por ello, el próximo 27 de septiembre, sólo 6 partidos participarán: el Movimiento Mira, el Partido Verde Opción Centro, el Partido de La U, el Polo Democrático, el Partido Conservador y el Partido Liberal.
Sin sectarismo, he reiterado, que aunque duele reconocerlo, el Liberalismo pasa por un mal momento. En las encuestas ya pocos ciudadanos admiten ser miembros o partícipes de sus ideas, en los últimos procesos electorales viene retrocediendo en forma significativa y en la práctica cotidiana, su suerte parece importar a pocos. Algunos de sus dirigentes han optado por alejarlo de los ciudadanos, porque han preferido las cuotas burocráticas a los debates públicos y han puesto los contratos y a los contratistas por encima de las necesidades de la gente. La corrupción, los vicios y trampas de algunos dirigentes liberales, llevó a la derrota del Partido en la campaña a la Gobernación de Antioquia, en el año 2007. Entregaron el modelo y las banderas de equidad, participación, buen gobierno e inclusión, para perpetuar el clientelista, anacrónico y politiquero del siglo XVIII, que contra toda lógica, lucha por mantener vigencia en pleno siglo XXI.
Cuando Luis Carlos Galán y el Nuevo Liberalismo regresaron a las toldas del Partido Liberal, lo hicieron esperanzados en la veracidad del compromiso de los jefes liberales de impulsar la democratización interna del Partido y la transparencia de sus procedimientos y convencidos de que las mayorías estaban abiertas y dispuestas a transformar viejas prácticas clientelistas y a renunciar a la corrupción, las alianzas con el crimen y el abuso de los bienes públicos. Si en algún terreno la vigencia de las ideas de Galán pertenece a la forma, es en el de la transformación del liberalismo. Es verdad que como reacción colectiva a su muerte, se hizo un enorme esfuerzo por institucionalizar las consultas internas y los mecanismos de conformación democrática de sus órganos de dirección, pero esto se hizo sin fortalecer la militancia ni garantizar el control disciplinario para los miembros del Partido.
Acostumbrada, como está, a violar los estatutos, la Dirección Liberal Departamental en Antioquia, ha aceptado la inscripción ilegal de supuestos miembros del sector político para la conformar la Dirección Departamental. El Tribunal de Garantías negó las impugnaciones y el derecho a apelar su decisión. Es decir, en la Asamblea del Partido estarán en representación del sector político un buen número de personas que no cumplen con los criterios, lo que afectará el número de asambleístas a elegir por los sectores social y abierto. Y para la elección de los Directorios, se intenta excluir de las listas a personas honestas que le pueden brindar un gran servicio al Partido y por el contrario se permitirán otras que, incluso, han perdido sus derechos políticos. Nos preocupa, como Concertación de Matices Liberales, la falta de transparencia y de garantías para participar en el proceso de democratización del Partido en igualdad de condiciones con otros sectores.
Aunque la Constitución de 1991 introdujo importantes cambios para la modernización política, la apertura democrática y participativa, hoy persisten obstáculos reflejados en la incultura política, la crisis de las instituciones, partidos políticos débiles, sin disciplina, incapaces de cohesionar la sociedad alrededor de propuestas colectivas, corrupción política y administrativa, reparto de prebendas y de cargos públicos por compromisos electorales, adjudicación irregular de contratos, manipulación y uso indebido de la información y otras formas de abusos de poder por parte de los funcionarios públicos, presiones de grupos ilegales, entre otros aspectos, que generan escepticismo, desconfianza e incredulidad y por consiguiente, un bajo nivel de participación ciudadana.