
El amigo Jhon Jairo Lara me interesó en el tema con la siguiente historia: en una pequeña ciudad todos tienen deudas y viven a base de créditos. Por fortuna, llega un ruso mafioso y entra en el único pequeño hotel del lugar. Pide una habitación. Pone un billete de 100 dólares en la mesa de la recepcionista y se va a ver las habitaciones. El jefe del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero. Éste toma el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos. A su turno éste sale corriendo para pagar lo que le debe al proveedor de alimentos para animales. Este toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con María, la prostituta a la que hace tiempo no le paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito. La prostituta sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel. En este momento baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, toma el billete y se va. Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza. Moraleja: ¡Si el dinero circula, se acaba la crisis!
El dinero se ha convertido en una traba y en un fin en sí mismo. Se podría producir alimento y trabajo para todos, pero no hay dinero suficiente. La escasez monetaria provocada por los Bancos Centrales incita a pelear para sobrevivir. El dinero se crea con préstamos. Si un banco presta X, crea el dinero que luego circulará. Pero hay que devolverle X por 2; y el banco logra que el deudor lo consiga como sea.
Las llamadas monedas complementarias han surgido como soporte para quienes no perciben ingresos monetarios o para generar negocios sin dinero. El 10% del comercio internacional es trueque: Pepsi retira en vodka sus ganancias en Rusia, las compañías aéreas crean moneda con promociones de millaje, Hureai Kippu -bonos de servicios en Japón- se canjean por horas trabajadas y complementan al yen, Time dollars (dólares de tiempo en New York); lets en Londres. Este sistema estimula a cooperar. La lucha contra la exclusión necesita herramientas innovadoras que posibiliten intercambiar bienes y servicios sin utilizar efectivo. Se exige desarrollar una nueva conciencia monetaria.
Bernard Lietaer (autor del libro “El futuro del dinero”, año 2001), considerado el arquitecto del euro, explica la inestabilidad del sistema financiero internacional y presenta los distintos tipos de moneda complementaria que proliferarán si reciben el apoyo necesario. El autor afirma que los desafíos y problemas que debemos solventar son exacerbados por las deficiencias de nuestro sistema de dinero convencional. El sistema actual, basado en los préstamos bancarios y el cobro de intereses, fomenta la competitividad, el crecimiento económico forzoso y la concentración de riqueza material en una minoría. El papel de las monedas complementarias ya fue fundamental en distintos momentos del siglo veinte, como durante el desplome bursátil del 29.
Como el dinero no es más que un acuerdo entre sus usuarios quienes lo aceptan como medio de pago, el sistema monetario del futuro se está fraguando en las soluciones complementarias mediante las cuales los participantes crean el dinero al efectuar la transacción, sin que existan deudas ni intereses, a diferencia del dinero oficial que es emitido por una autoridad central paralelamente con una deuda. La antropología enseña que una comunidad se crea sobre la base de intercambios de regalos, y los sistemas de moneda comunitaria se inspiran en este concepto.
Mientras el dinero convencional fomenta la competencia por su escasez, las monedas complementarias estimulan la cooperación y el bienestar. Las innovaciones monetarias actuales no suponen una amenaza para el sistema oficial, lo complementan; de hecho, ya han demostrado la capacidad de resolver problemas fuera del alcance del dinero oficial. Es cuestión de derrumbar falsos paradigmas de economistas al servicio del enriquecimiento de unos pocos, en detrimento de muchos.