Por: Jaime Carrión.
Todo parecía indicar que la Lista Cerrada era la mejor opción para las candidaturas a la Cámara de Representantes por el Pacto Histórico en Antioquia. Sin embargo, esta modalidad hoy no resulta atractiva si tenemos en cuenta que los mecanismos que inicialmente se habían planteado para seleccionar el orden de la lista no ofrecen la garantía de un ejercicio democrático. A la fecha, la figura del Colegio Electoral en Antioquia que se había dispuesto para el establecimiento de ese orden no ha iniciado su trabajo. Uno podría afirmar que en el territorio prácticamente esta figura es inexistente y que ya no cuenta con la confianza ni con el tiempo suficiente para avanzar idóneamente en su trabajo. No hay que olvidar que el plazo legal para la inscripción de las candidaturas vence el próximo 13 de diciembre y sólo quedan escasos cinco (5) días calendario y tres (3) días hábiles para cumplirse.
Para comenzar quisiera advertir que teniendo en cuenta la naturaleza del proyecto político que tiene el Pacto Histórico, he sido un defensor de la forma de candidatura en Lista Cerrada y Bloqueada por varias razones. En primer lugar, esta forma de candidatura permite optimizar todas las tareas de comunicación política y financiación y ubicar como paraguas de la campaña al Congreso de la República la fuerza del debate que protagonizan las candidaturas presidenciales que, por fortuna, son cada día más numerosas y cualificadas en el Pacto Histórico. Esto es muy importante para la Izquierda Democrática en Antioquia que no suele tener un éxito aceptable en la contienda electoral legislativa. En segundo lugar, la Lista Cerrada y Bloqueada, cuando se combina con mecanismos democráticos y transparentes, podría configurar un equipo de campaña numeroso, unificado en decisiones y por tanto sólido. Así pues, esta forma de candidatura permite controlar los niveles de competencia interna desterrando canibalismos y previniendo el nacimiento de fracturas que debiliten en el futuro el proyecto político, bien sea que se trate de un partido político o un grupo significativo de ciudadanos. Y, en tercer lugar, considero que esta forma de candidatura resulta bastante eficaz al momento de contrarrestar los efectos del llamado voto útil, que se encuentra bastante instalado en nuestra cultura política clientelista, y que suele expresarse con el deseo de acompañar únicamente aquellos candidatos y candidatas que tienen una verdadera opción de ganar. En el caso de la Lista Cerrada y Bloqueada, esto se logra por cuanto los primeros renglones terminan, pues, siendo muy atractivos para este tipo de electores que es más numeroso de lo que se suele pensar. Permite, por tanto, que esos primeros renglones tengan una capacidad de sumar muy considerable.
Sin embargo, ya lo he dicho, las bondades de esta forma de candidatura hoy se disuelven en medio de la ausencia de garantías democráticas para las y los candidatos a la Cámara de Representantes que esperamos inscribirnos en la contienda electoral en representación del Pacto Histórico. Y esto es así por varias razones. En primer lugar, es claro que el Colegio Electoral no conoce a los candidatos. Muchas de las y los candidatos no hemos tenido siquiera la oportunidad de una entrevista virtual con sus integrantes. Por tanto, el Colegio no tiene una información adecuada de los perfiles, las trayectorias políticas, las capacidades y las propuestas y los sueños de las y los aspirantes. Su trabajo a lo sumo se limita a la información entregada durante el proceso de inscripción a través de una plataforma electrónica. Una información que resulta claramente insuficiente para tomar la decisión. En segundo lugar, el Colegio nunca incentivó un acuerdo o consenso entre las y los candidatos. En realidad, los espacios de conversación y discusión sobre estos temas al interior del Pacto Histórico han sido reducidos y nunca fueron concluyentes, por tanto, hoy día no se sabe con certeza qué es lo que quieren las y los aspirantes en relación con el orden de la lista. Sólo se conoce por parte de unos pocos el interés y compromiso por encabezar. Adicionalmente, cuando se decidió en el pasado por parte de algunos candidatos la Lista Cerrada Bloqueada, se esperaba que la decisión en relación con su orden fuese a través de una consulta o de una encuesta, es decir, un mecanismo que hiciera posible las condiciones de igualdad y equidad de oportunidades de las y los candidatos de encabezar, y esto al fin de cuentas no se dio. Y, finalmente, el Colegio ha dejado filtrar prematuramente una decisión según la cual la lista sería encabezada por Susana Boreal, una mujer de gran valor por su grado de consciencia acerca del atropello estatal a las y los manifestantes del “Estallido Social” y su resiliencia; sin embargo, los criterios que rodean esta decisión no han sido puestos en consideración de las demás candidaturas, ni de los partidos políticos, ni de los movimientos políticos que concurren en el Pacto Histórico. Tampoco se ha creado algún tipo de deliberación al respecto, lo que viene conllevando unas condiciones de ilegitimidad de esta decisión bastante dañinas de cara al proceso electoral que se aproxima, en donde la unidad es un factor de éxito decisivo.
Ahora bien, si se quiere corregir esta situación resulta importante que el Pacto Histórico inscriba su lista a la Cámara de Representantes en Antioquia haciendo uso de la oportunidad legal de desbloquear la lista y del voto preferente. Esto quiere decir que la democracia interna que no se ha construido en la etapa preelectoral será posible conseguirla en la etapa electoral. Ahora bien, es importante tener en cuenta que esto no significa renunciar de manera absoluta a la concepción que inicialmente se tenía de participación política en las elecciones de Congreso de la República. Otros criterios de organización de la lista se pueden mantener. Por ejemplo, la lista cremallera que alterna mujeres y hombres se puede conservar en su presentación inicial a la ciudadanía, como una manifestación del compromiso que se tiene con la participación política de las mujeres. Si se quiere, incluso, se puede presentar públicamente que la lista sea encabezada por parte de una de las seis (6) candidatas que hoy compiten. Adicionalmente, en su conformación general, la lista puede responder a la representación de sectores poblacionales y territorios que hoy no se encuentran representados, buscando mantener los criterios de inclusión que han motivado la conformación del Pacto Histórico. Y, finalmente, todavía es posible encauzar una campaña decidida por parte de las y los candidatos presidenciales en procura del voto por la lista, el cual también puede ser recibido en una forma de candidatura que se combine con la estructura del voto preferente, incluso es muy probable que en marzo los votos por la lista del Pacto Histórico sean mayores a los que obtengan individualmente sus candidatos y candidatas.
Para terminar, considero importante dejar por escrito lo siguiente. El Pacto Histórico es el proyecto más relevante que ha logrado construir la izquierda democrática en la historia. Se trata de la oportunidad única de materializar en la realidad política colombiana los cambios que han soñado numerosas generaciones. Algunas incluso han perdido su vida persiguiendo esos cambios. Es un proyecto, por tanto, que no puede lesionarse en su interior con prácticas que deterioren la democracia, por el contrario, el proyecto mismo tiene que ser democrático, de otra forma no podrá crear las transformaciones que espera conseguir en la sociedad colombiana. Si la Lista Cerrada y Bloqueada, que a todas luces es una oportunidad electoral para el Pacto Histórico, atropella los derechos de algunos de nuestros compañeros y compañeras, entonces tendremos que buscar una oportunidad electoral en la Lista No Bloqueada y con Voto Preferente, que nos permite precisamente proteger esos derechos, estamos a tiempo.