Rodolfo Correa, presidente del Consejo de Secretarios de Agricultura de Colombia.

Por: Rodolfo Correa.*

¿Para qué sirven las universidades en el siglo XXI? Es obvio que ya no se requieren para hacer lo que hacían el siglo XIX o XX, cuando su papel central era permitir el acceso a la información más especializada existente sobre determinada área del conocimiento humano.

Las universidades, desde sus orígenes en el siglo XI, y durante muchos siglos posteriores, fueron el centro de la vida cultural e intelectual de la civilización humana. En sus orígenes, el conocimiento científico y el pensamiento filosófico humanista las convirtieron en el motor del progreso de la humanidad y, desde allí, la luz que producían iluminaba el camino que debíamos seguir como especie.

No obstante, con la primera revolución industrial, progresivamente las universidades se fueron adaptando a las necesidades formativas demandadas por las empresas y muchos de estos centros educativos se convirtieron en campos de entrenamiento para trabajadores dotados de un título profesional.

Fue así como se abandonó la formación en humanidades y nos dedicamos a educar gente para ganarse la vida y no para sentir la vida.

Sumado a lo anterior, el modelo educativo global entró en un vertiginoso periodo de cambios con el origen de la sociedad de la información en la década de los 70’s del recién superado siglo XX, cuando el exceso de datos comenzó a palparse en todos los escenarios sociales y el grueso de las instituciones de educación superior comenzaron a buscar el liderazgo en la forma de dotar de información cada vez más profunda a sus estudiantes para que pudieran competir en la frenética carrera inspirada en el esnobismo tecnológico y científico.

Así, en la medida en que el flujo de información aumentaba, ahora gracias a la aparición de la internet a finales de los años 90’s, el abandono de la formación humanista fue pleno y en los pensum académicos la obsesión por la información técnica de última generación pasó a ocupar el papel protagónico.

Pero, ahora que la información en todas sus variables es dominada por los buscadores digitales en la web, ¿cuál es el plan para que la universidad como institución social no desaparezca?

Claramente podemos decir que, si el proceso educativo se entiende solamente como una etapa de adquisición de la información que sirve de requisito para encontrar, luego de finalizado, un buen trabajo que asegure un buen salario, pues Google, Yahoo, Bing y otras empresas están mejor equipadas para este servicio que las universidades y, según acabamos de observar, lo hacen muchísimo más barato.

Así es. Universidad Google ofrece por 300 dólares y en seis meses la garantía de obtener un certificado (Google Career Certificates on line) que ellos equiparan al de una carrera universitaria y donde cualifican informáticamente al sujeto para hacer algo que la Universidad tradicional tarda cuatro años en enseñar. ¿Cómo la ven?

Como es evidente, este dramático cambio de paradigma obliga a las comunidades universitarias a volver a su origen: el de un modelo educativo basado en la sabiduría y en la formación integral de los alumnos entendidos como sujetos integrantes de una comunidad y, por supuesto, del género humano en sí. ¿Estamos?

* Secretario de Agricultura de Antioquia, Profesor Universitario