Iván Duque

Por: Balmore Gonzalez Mira 

Llevo  23 años  largos  siguiendo el ideario y militando al lado de Álvaro Uribe Vélez, jamás he ostentado un cargo o un contrato por su intermedio. Esto para decir que soy Uribista por convicción y no por conveniencia ni por gratitud personal. Lo soy por gratitud por Antioquia y por Colombia, pues reconozco lo que hizo por el país cuando estábamos en el peor momento de la historia. Y cuando escribo estas opiniones, lo hago sólo obedeciendo a lo que mi humilde análisis personal me lleva.

Los resultados del pasado 11 marzo me hacen creer que las dos consultas realizadas dispararon las inscripciones de cédulas en el país y que van a registrarse unas votaciones sin precedentes en la historia en cuanto a los índices de abstención se refiere. Los colombianos saldremos a votar masivamente. Planteo hipótesis diferentes a quienes creen que es malo que el país esté polarizado y lo hago en el convencimiento de que es mejor estar completamente divididos entre dos opciones claras, una de centro derecha con Iván Duque que retomará el rumbo de la prosperidad para la nación  y otra de extrema  izquierda que nos llevaría  al populismo puro del Petrochavismo, como un modelo fracasado que sumió a un país, otrora próspero y rico como Venezuela, en el abismo y la miseria. Queda viva también la candidatura de Vargas Lleras matriculado  en un espectro de derecha.   Y creo que debemos apartarnos definitivamente de una supuesta tercera opción, en cabeza de Fajardo, Claudia López  y un exponente del Polo como Robledo, que al parecer  se ha quedado sin el apoyo de su partido. Candidatura Fajardista que ahora se desinfla, enmascarada en un supuesto centro liderado por la ineptitud de un candidato que ni propone ni escucha, ni responde  ni define,  excepto la imposición de su candidatura, ayudado por unas encuestas que hoy le son adversas y que ni las firmas que lo patrocinan pudieron sostener.  Por lo anterior considero que las únicas opciones de una segunda vuelta están en Duque-Vargas-Petro.

En el supuesto de una segunda vuelta presidencial entre  Iván Duque contra Vargas Lleras estaría en riesgo el escenario de todos contra el Centro Democrático, incluidos los demás partidos políticos que enseñados a las mieles de la mermelada, saben que la austeridad llegará a Gobernar con Duque; igual los medios de información que también endulzados han atacado a este excelente candidato que como una nueva  figura brilla como la nueva esperanza para todos los colombianos. Y como se está evidenciando, también en su contra se alinearían las altas cortes e instituciones, entre ellas la Registraduría que dejó mucho que desear con el mal manejo de los tarjetones de la consulta de la Gran Alianza por Colombia. Pero más peligroso aún es disputar con Petro esa segunda vuelta, toda vez que ahí se podrían dar los anteriores elementos y otras formas más indecentes e ilegales  que  combinadas con las de las farc y las del chavismo y maduro en el vecino país, nos preocupan muchísimo su desenlace.

El fraude de los aún oscuros manejos de los tarjetones de la consulta Uribista ha alertado al  país y ha generado una solidaridad con el Centro Democrático, despertando una ola denominada  la Duquemanía,  para que no se repitan eventos como el de la segunda vuelta presidencial de 2014 cuando no muy claramente fue derrotado en las urnas el candidato Oscar Iván Zuluaga y que muchos entendieron como el gran fraude electoral en Colombia. Tampoco olvidar el conejo puesto al referendo en octubre de 2016 que demostró que no fue alterado en las urnas en favor del Sí,  porque las encuestas lo daban como ganador frente al No con un escaso 30%.  Y finalmente lo ocurrido con los tarjetones el recordado 11 de marzo donde quisieron manipular el resultado del candidato que sería ungido en la consulta por el Centro Democrático, dejándolo con unos pocos votos, tal vez queriéndolo mostrar parecido a la consulta de la izquierda para debilitar su gran potencial, obteniendo un resultado adverso por la indignación ciudadana y las redes sociales que esta vez sí ayudaron a la democracia, lo que evidencia que en el tema electoral débil nuestro, cualquier cosa se puede presentar.    Y además, donde en cualquier país democrático del mundo él o los responsables hubiesen tenido que renunciar.

Para evitar entonces que cualquier sorpresa nos llegue el 27 de mayo, es  necesario que esa Duquemanía sea tan fuerte, poderosa y grande que ganemos en primera vuelta, arrasadoramente en las urnas, con el voto limpio y legítimo de los colombianos conscientes de lo que debe ser el futuro de nuestros hijos y de la patria que debemos reconstruir para las venideras generaciones; por ello son tan importantes las próximas elecciones.  De lo contrario Colombia y Duque “pierden” si vamos a segunda vuelta.