Diego Calle

Por: Diego Calle Pérez.

En los barrios la gente camina sin tapabocas y siguen su vida cotidiana cual no ha pasado nada con el contagio. La energía eléctrica llega más costosa y la puja por la joya de la corona sigue tan latente como si fuera campaña electoral. De España no está llegando la vacuna, como si llegan empresarios buscando empresas para invertir. Los argentinos dicen que pueden producir una vacuna que mejore el ego de los latinoamericanos.

Cuba sale con sus médicos preventivos a revisar los protocolos de seguridad sanitaria en Colombia y se encuentra con que no hay ni las dosis de vacunas contra el polio y el sarampión. La fábrica de Licores y Alcoholes de Antioquia se prepara para producir marihuana medicinal, el roncito tendrá incluido el limón y una memoria musical con vallenato.

Hay una cifra de fallecidos que no cuadra en el gobierno nacional y la gente se está dando cuenta de la verdadera realidad que ha sucedido. Las cifras del DANE no concuerdan con los ingresos que muestra Carrasquilla. La reforma tributaria, es una realidad como los muertos que hablan de la historia vivida y mal contada.

Hay una lenta esperanza y no me refiero a la Gómez empresaria del voyerismo que vende tanto como cerveza. Incomunicado por fallas técnicas las escuelas de veredas y corregimientos no están en virtualidad sin contar que cortan la energía eléctrica para reparar un transformador.

En el Brasil, el presidente Bolsonaro aparenta calma y está desesperado por llegar a un acuerdo con quienes apoyan el próximo candidato a la presidencia, de la vecina república que habla portugués. Aquí, en Colombia, le dan muchas vueltas a la entrega de la vacuna, algunos, no especialistas, afirman que el tabaco es el remedio contra el coronavirus.

Hay miles de muertos que ya se sabe como fallecieron y no propiamente cogiendo café, la gente está más conectada en el whatsApp, facebook, en los correos electrónicos. Muchos ministros se responden ellos mismos y los alcaldes están tratando de comunicarse con el gobierno departamental. Al llamar al cielo, San Pedro desvía la llamada al infierno, allí responden estamos incomunicados con la gente de Colombia.