Edwin Franco

Por: Edwin Alejandro Franco Santamaría

Que yo recuerde, por lo menos en las últimas siete u ocho décadas, en los Estados Unidos no ha habido un presidente que no pertenezca al partido Demócrata (representado por un burro y  por el color azul) o al partido Republicano (representado por un elefante y por el color rojo), aunque si ha habido candidatos que han aspirado a la presidencia por movimientos políticos distintos.   Y me parece que es uno de los pocos países en América, sino en el mundo, donde felizmente ocurre un fenómeno político poco usual en muchas naciones y es el de la alternancia en el poder.  Casi siempre un partido gobierna ocho años y le cede, por vía popular, el poder al otro partido, generalmente también por ocho años.   No como ha ocurrido en América Latina, donde por ejemplo en México el PRI (Partido Revolucionario Institucional) gobernó por espacio de 70 años;  Colombia, con la conocida hegemonía conservadora, que duró 44 años, también ha sido ejemplo de la falta de ocurrencia de este saludable elemento en una democracia.

Es cierto que en la actual contienda electoral que se vive en este país del norte de América por la nominación a la presidencia, los candidatos pertenecen a estos dos tradicionales partidos, pero al parecer algo ha cambiado, pues los candidatos de hoy tienen características distintas a los candidatos que hemos visto en años anteriores, hecho este que puede retrotraerse hasta las elecciones de 2008, cuando Barack Obama era candidato, y lo digo no solo por ser afroamericano.

Comencemos por los candidatos por el partido Republicano.   De la baraja inicial quedan ahora tres con fuerte opción para la nominación:    Ted Cruz, Marco Rubio y Donald Trump.   El orígen latino de los dos primeros es sin duda una circunstancia novedosa, pues cualquiera de los dos tiene posibilidades reales de convertirse en candidato a la presidencia de los Estados Unidos, nada más y nada menos, y por lo mismo de ser presidente de la más importante potencia mundial, lo cual, de ocurrir, sería la primera vez que un candidato con este orígen, gobernara esta nación.   Lástima que en sus discursos y en las políticas que implementarían la comunidad latina no saldría bien librada, pese al orígen de ambos.   No hay cuña que más aprete que la del mismo palo, como decimos aquí en Colombia.

De Donald Trump hay tanto que decir que se necesitarían varias páginas para intentar describirlo.   Solo me limito a decir que este ultranacionalista, xenófobo, recalcitrante, racista y equivocado candidato no será nunca presidente de los Estados Unidos, de seguro muchos comulgan con sus ideas, pero el pueblo norteamericano en su mayoría no es tan torpe.  El peor de los candidatos de ambos partidos y en muchos años.

Por el lado del partido Demócrata la cosa es más interesante (como normalmente ocurre con sus candidatos).  Los más fuertes para ganar la nominación son Bernie Sanders y Hillary Clinton.  Él, un hombre de más de setenta años, senador por el estado de Vermont, autoproclamado como socialista, aunque tildado de comunista por otros, con una extraña carrera política a sus espaldas, no solo porque militó en partidos de abierto corte socialista, sino porque en los inicios de su carrera política perdió dos aspiraciones a la Cámara de Representantes, como también en igual número de veces a la Gobernación, para ganar luego la alcaldía de la ciudad de Burlington, capital de Vermont y ser considerado uno de los mejores alcaldes del país, modelo de administración que fue copiado por varias ciudades en el mundo, el cual consistió en crear una fiducia que administrara terrenos estatales que luego servirían para que gentes pobres pudieran acceder a tener una propiedad.   Desde entonces tiene fuerte acogida en las clases populares y esto le sirvió para llegar al senado.   Ella, esposa del ex presidente, también demócrata, Bill Clinton, ex Primera Dama de la Nación, ex senadora por el estado de Nueva York y ex Secretaria de Estado, si bien es la representante de las clases media y alta de su país, defensora del statu quo, no debe perderse de vista su talante liberal, que por ser tal es indicador que gobernaría para todos y en beneficio de todos, y claro, caso de ganar, sería la primera mujer en ser presidente de su país.   Es evidente que los candidatos por el partido Demócrata son excepcionales, porque representan, aunque dentro del mismo partido, ideologías diversas.   Ambos tienen serias posibilidades de ganar la presidencia.   Personalmente prefiero a Hillary Clinton, porque la veo más aterrizada y menos idealista, aun cuando son loables las propuestas de Sanders, las veo de difícil realización desde el punto de vista económico, a menos que quiera dar al traste con el país y creo que los americanos ni quieren ni están preparados para eso.   Todos los ex que tiene la muestran como la mejor de los candidatos y creo que romperá la regla de la alternancia en el poder cada ocho años, pues el partido Demócrata con ella seguirá en el poder.  Y también, por ser mujer.

Estos datos son claramente demostrativos que los aspirantes a la Casa Blanca en algo o en mucho se diferencian de los tradicionales candidatos de elecciones pasadas.