Por: Gastón Gaitán.

Desde finales del mes de noviembre de 2019, el mundo empezó a recibir noticias de una nueva enfermedad en la ciudad de Wuhan china. Una enfermedad viral, Covid-19, con alto riesgo para los adultos mayores y personas con enfermedades cardiovasculares, diabéticos e inmunosuprimidos. El virus SARS Cov-2 es un enemigo microscópico con alta transmisibilidad y capacidad de generar un tipo de neumonía grave, que demanda muchos servicios de alta complejidad a nivel hospitalario, sobrepasando la capacidad operativa de los mejores y más modernos servicios de salud en el mundo. En la medida que esta pandemia se fue esparciendo por el mundo, se repetían las escenas apocalípticas y la frustración en todo el planeta, convirtiéndose en el mayor desafío de la humanidad en tiempos contemporáneos. Las cifras hablan por sí mismas: hasta el 8 de diciembre de 2021 se registraron 267 millones de infectados y 5,3 millones de muertes en el mundo; sin embargo, la OMS considera que estas cifras pueden ser más elevadas por el subregistro y la falta de sistemas de información de muchos países. Las consecuencias en términos de morbilidad, mortalidad, salud mental y pérdidas económicas pusieron al mundo de rodillas. El Covid-19 no solo asesina por sí mismo; también lo hace indirectamente al colapsar los servicios de salud, propiciando el descuido de muchas patologías que tradicionalmente demandan al sistema de salud. Como si no fuera suficiente, se sumaron los grupos seudo científicos pregonando la negación de la pandemia renuentes a las medidas de protección y a las vacunas en general. Pero la comunidad científica mundial dió la gran batalla en los hospitales y en los laboratorios para desarrollar las vacunas y tratamientos para enfrentar a un enemigo escurridizo que cambia su forma para hacerse más transmisible y agresivo.

Las variantes Beta y Delta coincidieron con los altos picos epidémicos, desde el virus Wuhan con un ratio de infección de 2.2 (un infectado infecta a 2 personas) pasando por la variante Beta con un ratio 6,3 hasta la variante Delta con 8,5.

Felizmente nuestros científicos mundiales produjeron las vacunas y en la medida que avanza el plan de vacunación a nivel mundial, es muy evidente que la fuerza de la pandemia está disminuyendo y a su vez, se está recuperando el optimismo. Sin embargo, hace 3 semanas se dió una alerta mundial, una nueva variante se presentó en Sudáfrica, Ómicron, el sólo anuncio de su gran capacidad de contagio y alto número de mutaciones generó desconcierto y provocó la caída de los mercados mundiales.

Con el pasar de los días, la comunidad científica empieza el estudio del comportamiento de esta nueva forma de Covid, y sí, efectivamente, es más transmisible que la Beta y la Delta, pero “oh sorpresa”, los estudios hasta ahora muestran que esta variante se puede convertir en una luz de esperanza para la humanidad.

Los estudios hoy reflejan que la forma Ómicron del Sars Cov-2 es muy poco agresiva, casi no genera hospitalización y no afecta en gran medida el sistema respiratorio. Además, parece que las vacunas siguen generando inmunidad ante esta variante. Si a estas características se le suma su gran capacidad de infestación, con el tiempo se hará dominante desplazando a las variantes agresivas y generando una forma leve del Covid-19, lo cual se traduciría en una nueva esperanza para el fin de la pandemia.

Esperemos más estudios científicos con prudencia y mesura, pero con optimismo, ya que parece que se vislumbra el final de esta terrible crisis; ojalá nos quede alguna enseñanza, porque, aunque ganamos como civilización con la ayuda de la ciencia, perdimos como humanidad; porque primó el egoísmo de los países ricos por la inadecuada distribución de las vacunas, frente al interés general del mundo de enfrentar como especie a la pandemia.

Esperemos con optimismo y moderación las próximas semanas y que más estudios sigan mostrando que Ómicron es una variante “blanda” capaz de desplazar a las formas agresivas del virus; fortalezcamos los esquemas de vacunación, para que más temprano que tarde volvamos a acercarnos con confianza y recuperemos los encuentros perdidos.