Por: Augusto Posada Sánchez
Entre los tres poderes del Estado debe existir siempre respeto a las decisiones del otro y particularmente es obligación del Gobierno y del Congreso acatar las decisiones judiciales cuando éstas se produzcan. Así recibimos, en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, la noticia de que la Corte Constitucional no reconoce el acuerdo entre Colombia y los Estados Unidos firmado por el gobierno del ex presidente Álvaro Uribe.
Sin embargo, en lo personal, seguimos considerando que ese acuerdo es necesario para el funcionamiento de la cooperación entre dos países históricamente aliados y a pesar de que hoy se dice en muchos medios que el acuerdo no tenía mayores utilidades y que bien podría no presentarse, es necesario que los colombianos miremos atrás y veamos que los avances en seguridad y en la lucha contra el narcotráfico han estado basados en la ayuda de la comunidad internacional, tanto en recursos económicos como en entrenamiento para hacer de nuestras Fuerzas Armadas, unas de las más eficientes del mundo entero.
El Presidente Santos tendrá espacio para decidir cómo avanzar en la cooperación con los Estados Unidos y buscará la mejor manera para evitar cortar el lazo que une los intereses comunes. Este acuerdo no era un capricho del gobierno anterior y en si en nuestras manos desde el Congreso, está mantener vivo el concurso de otros países comprometidos en la lucha de los flagelos que nos desangran, haremos lo posible por fomentar más y mejores acuerdos.