Por: Diego Calle Pérez
Sin empezar a gobernar en forma y ya tienen al Presidente Duque, en las encuestas que no necesita para legislar. El Presidente recibe un país muy distante y diferente al que su mentor pretende enrutar o igualar al 2002, cuando ni siquiera se le llegó a pasar por la cabeza ser concejal de Gómez Plata el pueblo de su progenitor.
El año 2002 fue definitivo para que saliera en las urnas elegido el que fue gobernador de Antioquia entre 1995 al 1997, y año siguiente estudio para ser Presidente en Harvard y Oxford. Colombia en el 2002 atravesaba por una de las crisis que marcaría la historia del país en dos etapas, el antes de Pastrana y la llegada del anunciado por los soles de Faruk Yanine Díaz como lo describía Jaime Garzón en su programa de televisión.
La guerrilla de las FARC y los Elenos terminaban en enero la tregua navideña, según el libreto también tenían derecho a cantar la novena de aguinaldos para ir despidiendo el cuatrienio de Pastrana con la zona de distensión más extensa de la geografía nacional.
En el departamento del Caquetá, asesinaban el alcalde de Lusitania. Pastrana anunciaba la ruptura del proceso de paz en la zona de distensión. El Ejército de Colombia, se preparaba, como nunca antes, a meterse al monte de la Orinoquia a darse bala con la guerrilla.
Ese mismo año 2002, asesinaban a Monseñor Isaías Duarte Cansino, Arzobispo para ese entonces de Cali. Ingrid Betancourt y Clara Rojas son secuestradas y a Horacio Serpa no lo retienen para seguir la campaña presidencial, que disputaba con quién triunfo el 26 de mayo de ese año, con la ayuda de Roció Arias y Eleonor Pineda como caciques de gran caudal electoral. Hoy olvidadas y marginadas como ocurre siempre después de elecciones. La vicepresidencia la ejercería Francisco Santos cercano del periodismo tradicional y primo hermano del fundador de la Fundación Buen Gobierno.
El recuento es breve por el espacio tan reducido. La historia guarda la memoria, de lo que es importante recordar, para poder proyectar el futuro que nos depara un gobierno que comienza. 16 años son mucho tiempo para poder avanzar en un país que no quiere recordar. Son el promedio de años que tarde un estudiante en cursar los grados de primaria y bachillerato para poder acceder a la universidad.
Desde Agosto 7 de 2018 tenemos un nuevo Presidente, qué bueno que lo dejarán maniobrar con su estilo “economía naranja” y sus ministros tan distantes y distintos a los del 2002, sabiendo y conociendo que hemos avanzado por el camino de una historia que muchos no quieren recordar. Mucho trecho nos espera recorrer y más cuándo ni los propios de la guerra de guerrillas, quiere volver al monte y los acusados por paramilitarismo no se sabe a ciencia cierta, si tienen condena por traficar drogas ilícitas o por muertes, desplazamientos y tantas condenas de lesa humanidad. Mucho trecho.