Foto: Mary Luz Avendaño

En 1993, la Asamblea General de la ONU proclamó el 3 de mayo como el Día Mundial de la Libertad de Prensa, siguiendo la recomendación de la Conferencia General de la UNESCO. Esta conmemoración llama la atención sobre la urgencia de defender la libertad de información como libertad fundamental y como derecho humano, proteger la libertad de prensa frente a la censura y el exceso de vigilancia, y garantizar la seguridad del periodismo en Internet y fuera de ella.

Según la Federación Colombiana de Periodistas –FECOLPER-, durante los cuatro primeros meses de 2016, se han registrado 70 hechos de violencia y/o agresiones contra periodistas, con un total de 76 víctimas. Bogotá es la ciudad con mayor número de ataques a la prensa, con 24 %, seguida por Antioquia, con un 9 %, La Guajira con 9 %, Tolima con 7 % y Casanare con 6 %.

Los medios comerciales, especialmente los locales, y los medios comunitarios alternativos son los de mayor afectación con 53 % y 26 %, respectivamente. El mayor número de agresiones, según FECOLPER,  proviene de funcionarios y servidores públicos, entre quienes no están incluidos los miembros de la fuerza pública.

La libertad de prensa “constituye la piedra angular de la democracia, el buen gobierno y el estado de derecho”, afirma la directora General de la UNESCO, Irina Bokova, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa.

Pero el prurito de la defensa, protección y promoción de este derecho no debe permitir que bajo su amparo se vulneren otros derechos fundamentales contemplados en nuestro Estado Social y Democrático de Derecho, como los derechos a la intimidad, al buen nombre, a la honra y al libre desarrollo de la personalidad.

El comunicador y abogado, Jorge Alberto Velásquez, recuerda que la Constitución Política de Colombia plantea que no hay derechos absolutos y, por tanto, el de la libertad de expresión, de opinión y de prensa no está por encima, cuando entra en conflicto con otros derechos.

Velásquez cree que es necesario que haya autocontrol y prudencia, tanto en los medios tradicionales como en las nuevas plataformas que han llegado de la mano de la internet, la cual se ha convertido en el reino de la “libertad”, en el que los excesos y el mal uso han llevado a la difamación y a atentar desde el anonimato contra derechos fundamentales y otros derechos colectivos.

En este mismo sentido, vale la pena recordar la Sentencia T-512 de 1996, cuyo magistrado ponente fue José Gregorio Hernández, en la que se plantea que la información es un derecho de doble vía: “la confluencia de las dos vertientes, la procedente de quien emite informaciones y la alusiva a quien las recibe, cuyo derecho es tan valioso como el de aquél, se constituyen en el verdadero concepto del derecho a la información”.

En su ponencia, el magistrado Hernández agrega que “debidamente probada la infracción del ordenamiento jurídico por un medio de comunicación, ha de poder concretarse en el campo de la responsabilidad penal por los delitos que se cometan no en uso sino en abuso de la libertad en contra de muy diversos intereses, y en el de la responsabilidad civil por los perjuicios debidos a los excesos que se cometan pretextando el ejercicio de la libertad de información, todo sin perjuicio de la responsabilidad ante la opinión pública”.

Necesario, entonces, conmemorar el Día Mundial de la Libertad de Prensa empuñando la mano en alto para defender este derecho humano, como lo ha catalogado la ONU. Pero, igualmente, responsable debe ser defender principios como la dignidad, valores como el respeto y la solidaridad, y derechos como el de la intimidad, el buen nombre, la honra, y el debido proceso, con un ejercicio serio y responsable de esa piedra angular de la democracia que es la libertad de prensa.