Jaime Jaramillo Panesso

Por: Jaime Jaramillo Panesso

“La platica está perdida, quién sabe por dónde andará”. Así dizque dijo, sonriendo, uno de los comandantes farianos en Cuba cuando leyeron el informe de la revista inglesa, la más acatada en temas económicos, donde señalaba que los activos de la empresa Farc-Ep S.A.L., con asiento en Colombia, ascendían a la suma de US$ 10.500 millones. De inmediato, muy diligentes, los dirigentes oficiales del gobierno, comenzando por el Presidente Santos, declararon que las Farc-Ep S.A.L. no tenían capital alguno ni liquidez visible. Que se la habían pasado diez años buscándola y no encontraron caleta o fondos en bancos o cuentas registradas en algún paraíso fiscal. Obvio que el vocero de la organización guerrillera repitió la monserga sobre la pobreza de la compañía o empresa libertadora. La opinión de la parte gubernamental insiste en ratificar dicha situación de insolvencia de la guerrilla. Sergio Jaramillo, Alto Comisionado para la Paz, contó el cuento que las Farc si recibían altas sumas de billetes verdes del imperio por asuntos comerciales, pero se gastaban en el mantenimiento de la tropa, armamento, rancho, asistencia hospitalaria, es decir, gastos de funcionamiento.

Hurgando, hurgando se llegó a la fuente primaria, supuestamente, de la noticia y cayó la investigación en la cabeza de la UIAF, Unidad de Información y de Análisis Financiero, Luis Edmundo Suárez. Sin embargo voceros del gobierno comenzaron a disminuir las categóricas afirmaciones sobre la indigencia fariana, mientras la ciudadanía entera se burlaba de tal pobreza. Las actividades criminales de finanzas farianas durante medio siglo debían haber producido una amplia y valorada plusvalía, de acuerdo a las predicciones y fórmulas aprendidas en El Capital de Carlos Marx. La cosa se puso seria cuando un exembajador y actual funcionario del Departamento de Estado,  declaró que los Estados Unidos sí tenían conocimiento de los bienes y el “biyuyo” de las Farc-Ep S.A.L.- Ahí se inició un intercambio de opiniones, el gobierno reculó y dijo como el jefe guerrillero Santrich: quizás, quizás, quizás. Y los analistas y en las redes cundió el debate.

Una reconocida diócesis, enterada de la pobreza franciscana de la guerrilla, lanzó la idea de una teletón para sostener y alimentar a los descarriados guerrillos, en trance hacia la paz del Doctor Juan Manuel Santos, digno de toda santería. Pero nadie le paró bolas. Un pirata electrónico, un hacker anticlerical se responsabilizó de la broma.

La última información, marginal para la prensa, dice: “Desde EE.UU. el Fiscal General (e) Jorge Fernando Perdomo, afirmó que las Farc si tienen plata y bienes en el exterior producto de sus actividades ilícitas. Aseguró que el ente acusador perseguirá esos bienes para garantizar la reparación de las víctimas”.

¿Por qué altos funcionarios del estado salen a defender la pobreza de las Farc? ¿Por qué ese interés en apoyar el ocultamiento de la plusvalía fariana? Si el Fiscal Perdomo tiene conocimiento de esos frutos ilícitos, ¿por qué no lo dijo en su momento y por qué lo denuncia al público si está para salir del cargo sin dar traslado a su eventual sucesor? ¿Cuáles países y qué individuos o entidades son los testaferros de las Farc-Ep S.A.L. (Farc-Ep Sociedad sin Ánimo de Lucro)?