Por: Luis Pérez

El sueño de todas las naciones es tener ciudadanos que hablen y dominen una segunda lengua. Los países más subdesarrollados son aquellos donde su gente no ha podido progresar en los conocimientos de otro idioma distinto al nativo.

El Ingles en particular se ha vuelto una necesidad aceptada mundialmente. Y desde tiempos ancestrales, nuestras escuelas han tratado de enseñar, sin éxito, este idioma en la educación primaria y secundaria.

Durante Once años, de primaria y secundaria, nuestros jóvenes gastan inútilmente su tiempo para aprender el esperado Idioma de Ingles.

 

Pero… Quién aprende bien Ingles en las aulas de las escuelas y colegios públicos?. Nadie. Y este fracaso no es de los últimos años. Hace más de 100 años venimos de fracaso en fracaso. Y aceptamos pasivamente esta ineptitud.

Los Colegios públicos tienen un fracaso acumulado de más de un siglo de estar enseñando inglés sin éxito. En la educación, pareciera más importante hacer presencia escolar que aprender.

Desconocer una segunda lengua empieza a generar desigualdad y pobreza. Se expanden las brechas entre ricos y pobres. Se forman ciudadanos de dos categorías excluyentes. Los que saben otro idioma tienen más oportunidades para salir adelante. Y no es solo un problema individual de quien no aprende, el país en su conjunto se torna menos competitivo cuando sus ciudadanos desconocen una segunda lengua. La competitividad de los ciudadanos y de las ciudades está asociada al dominio que tengan de una segunda lengua.

Medellín y todas las ciudades de Colombia sufren de este mal. Han sido múltiples los intentos fallidos de gobiernos que han declarado el bilingüismo como una meta social y educativa. Y el resultado ha sido siempre de infortunio.

Se ha querido cambiar la sociedad sin cambiar la educación. Es imposible tener una sociedad moderna con una educación vetusta. La enseñanza del Ingles tiene una pedagogía vetusta. Por ello, si se quiere avanzar con seriedad en la masificación ciudadana de una segunda lengua lo primero es acudir a la reforma severa de la educación pública.

En particular, si la ciudad de Medellín aspira a que sus ciudadanos conozcan con pericia una segunda lengua deben reformar radicalmente las estructuras educativas.

La enseñanza del Ingles debe sacarse de las aulas tradicionales que durante más de un siglo han mostrado incapacidad para crear una sociedad bilinguista. Y a cambia de ello, se debe crear en cada comuna de la ciudad, un Centro de Alta Tecnología en la Enseñanza del Ingles, con profesores y apoyos pedagógicos de calidad, que sean garantía de éxito para que los estudiantes asistan en horas distintas a su jornada escolar. La única calificación que se debe reconocer en esos centros, es el conocimiento y la aprobación de los exámenes internacionales que cualifican y dan el veredicto de conocer la práctica de un idioma como el Michigan Test o el TOEFL test u otro que se defina. Cuando el estudiante apruebe un examen de estándar internacional, guarda el certificado y lo presenta cuando vaya a optar el título de bachiller.

Cada Centro de Enseñanza Especializada de Ingles por comuna de la Ciudad debe contar no solo con la tecnología y equipos de excelencia, sino también con profesores que cada día se cualifiquen más en su tarea bilinguista y por sobre todo, que hablen, escriban y sepan enseñar bien el inglés.

Para educar a un menor, el Estado gasta igual o más dinero que los colegios privados. Y aún así, pareciera que los estudiantes de los colegios públicos recibieran educación de segunda categoría. No debe aceptarse más el fracaso evidente de más de 100 años en la enseñanza del Inglés. La lucha por la igualdad social también reside en si se aprende o no una segunda lengua. Es de urgencia inmediata rehacer la enseñanza de una segunda lengua en los colegios públicos si queremos que el país y su gente sean reconocidos como verdaderos ciudadanos del mundo.