Por: Gabriel Zapata

La flor nacional de Corea, la mugunghwa o rosa de Sharon, tendrá a partir del segundo semestre de 2012 una fuerte competencia, se trata de rosas, claveles, crisantemos y hortensias, flores colombianas superiores en calidad y diversidad a las de países como China y que estarán en el mercado asiático producto del acuerdo comercial con Corea del Sur. Un mercado de 48 millones de habitantes que espera ser conquistado y seducido por la belleza y variedad de nuestras especies.

El sector floricultor colombiano, uno de los más golpeados con la reciente apreciación del peso frente al dólar, actividad agrícola de muy alta tecnificación y productividad, fue el primer gremio en solicitar formalmente en el año 2009, al Ministerio de Comercio Exterior, la conquista de este importante mercado. Corea del Sur se constituye de esta manera en un gran potencial y en la puerta de entrada al bloque económico asiático.

 

Hoy y tras el avance para concretar los aspectos relacionados con inversión, servicios, bienes, origen y accesos a mercados; hay que reconocer que la llegada a Corea del Sur, no fue tarea fácil, pues en principio la posición de los coreanos, caracterizados por su determinación y perseverancia, se opusieron a la inclusión de los productos agrícolas colombianos, aspecto que finalmente fue negociado.

La importancia para nuestro país de incursionar en Corea, una de las primeras cinco naciones que más importan productos, es enorme, pues las exportaciones colombianas alcanzan sólo un 5%, frente a países de Latinoamérica como Perú y Chile, que exportan el 22% y el 34% respectivamente. Fedesarrollo calcula que una vez entre en vigencia este acuerdo comercial el impacto sobre nuestra economía será del 0.5% del PIB.

Para nuestros productos agrícolas, se han avizorado además condiciones y ventajas que ofrece hoy, el mismo Corea, pues la transformación económica sufrida en este país provocó que su agricultura pasara de ocupar el 45.7% de la población activa al 11.6%, siendo inferior al 4.5% del PIB. Se estima que la producción hortícola local, actualmente protegida, desaparecerá en unos años, generando lógicamente, gran oportunidad a la importación de diversos productos.

La otra mirada positiva de esta conquista comercial, la constituyen los compradores colombianos de vehículos, pues si bien está pendiente un tema sensible en la negociación como lo es la desgravación de aranceles para los mismos, se prevé que al país ingresen vehículos excluidos del 35% del arancel actual, esto significa, que los consumidores locales se beneficiarán con una reducción de precios en vehículos de alta calidad y tecnología cuando entre vigencia el TLC con Corea; según expertos del sector automotriz podrían generarse rebajas hasta de un 30% sobre el valor del precio de venta de cada carro importado. Para los visionarios del negocio, que difieren de una posición proteccionista, este tratado representa para la industria automotriz mayor competitividad de la industria nacional, vía especialización y se podrían generar nuevos puestos de trabajo, pues existe la posibilidad de vincular la industria colombiana de autopartes a la producción de otros países donde se producen los mismos modelos. En fin, representa un reto competitivo para las marcas que ensamblan vehículos en Colombia, pero con enormes oportunidades de desarrollo.

Después de Corea del Sur, el ojo negociador está puesto sobre Singapur, Turquía y Japón. Nuevas conquistas de mercados que hacen parte de la agenda comercial del gobierno en una economía de apertura y globalizada.