Por: Diego Calle Pérez.
Poco menos de 2 meses faltan para terminar Juan Manuel Santos Calderón, su segundo período Presidencial y no se pudo concretar los temas que siempre se han de quedar por fuera de los planes de desarrollo: la cultura. A estas alturas de elegir el nuevo sucesor de la casa de Nariño, poco sabemos quienes podrán estar de ministros. Para el nuevo período se debe pensar en un ministro de cultura, – género no importa-, sin muchos títulos y si se coge la cola con las dos manos, no importa si sabe de poesía o ha tenido dirección en una casa de cultura. Lo importante es que gestione y logre acuerdos para aumentar el presupuesto nacional para la cultura.
El nuevo ministro de Cultura tiene retos tan importantes como: generar espacios para mejorar la integración nacional, fomentar la cátedra de la paz en las instituciones educativas y darle cambios al plan curricular de la enseñanza de la religión y la ética en los planteles educativos desde primaria, básica y media secundaria.
Las políticas del nuevo ministro de Cultura deberán estar muy acordes con los programas y proyectos que la ley general de la cultura ha tenido más en papel que en práctica, debe ser un ministro que acompañe las tantas organizaciones no gubernamentales que han dedicado su visión y misión a ser promotores de fomento social y desarrollo humano, combinando las diferentes artes y manifestaciones populares.
El nuevo ministro de cultura debe ser un incentivador de propuestas que agrupen al ciudadano a participar en las diferentes manifestaciones de su idiosincrasia local y regional. El nuevo ministro deberá promover otro tipo de fiestas tradicionales dónde no sea el guaro y la cerveza el motivo de congregar los paisanos del pueblo. La rumba y la parranda deben ser combinadas con un componente de exposiciones y trabajos de memoria cultural. Incentivar a los municipios que ofrezcan en sus agendas una variada programación con los jóvenes talento del pueblo, veredas y corregimientos.
El nuevo ministro de cultura deberá diseñar e implementar programas que incentiven a los jóvenes a la creación artística, la poesía, el cuento, la narrativa, la fotografía, el diseño de nuevos textos digitales hechos por jóvenes para los jóvenes, pudiendo escribir su propia historia y su aporte al presente.
La cultura es un determinante que incide en la productividad y en el mejoramiento ciudadano. Es importante tomar conciencia que la cultura es una manera de relacionarnos en comunidad, aceptando las diferencias y gustos personales, al final de cuentas todos somos los mismos al tomarnos un café o una cerveza en el kiosco del pueblo. Es un tema que como el cuento de la cenicienta, solo lo recuerdan cuando llega el príncipe con el zapato. Qué ministro vendrá?