Por: Bernardo Lopera Villa
A propósito de la consulta del Partido Conservador para la elección del candidato único a la Gobernación de Antioquia, lo que pareciera ser un gran instrumento de democratización interna incluido en las reformas políticas y en los estatutos del Partido, para el Conservatismo se ha convertido en un penoso y lamentable escenario para evidenciar el caos, la ausencia de liderazgo y de vocación de poder, lo cual se refleja en la dificultad para la búsqueda de consensos y en el bajo perfil de quienes aspiran a regir los destinos del departamento a nombre del Partido, sin mencionar a aquellos que pescan en río revuelto al fungir de conservadores, sin que su trayectoria política de cuenta de ello.
En virtud de esta infortunada concepción de la democratización de los partidos, resulta deplorable, por decir lo menos, el espectáculo que ha venido dando el Partido Conservador en los últimos días, con el tema de adjudicación de avales para las diferentes instancias públicas a cubrir por elección popular, gracias a la intromisión de quienes se resisten a la oxigenación del partido a través de los nuevos liderazgos. Si hubieran permitido a los directorios elegidos popularmente, el legítimo derecho que les asiste para aplicar la ley y los estatutos no se estuviera produciendo la desbandada para otros partidos y grupos constituidos por firmas que estamos presenciando.
Nunca antes en la historia de las consultas del Partido, se había presentado un número plural tan amplio de candidatos a la Gobernación, lo cual contrasta con la ausencia de candidato propio para la Alcaldía de Medellín; esto por sí solo no es que sea buena o malo, pero si devela la profunda polarización y la crisis interna por la que atraviesa el Partido y las heridas abiertas que quedarán más allá de la consulta, a la que ya han renunciado de manera expresa líderes de gran relevancia y trayectoria interna, y lo que es peor aún, el ambiente de unidad que hasta hace unos días parecía asegurar la continuidad del Partido Conservador en la Gobernación de Antioquia, hoy parece asunto liquidado.
Gracias a este mismo espectáculo el Partido Conservador se ha empecinado en una consulta popular entre candidatos llenos de un gran entusiasmo pero de un regular músculo programático, para regir los destinos de nuestro departamento; nadie conoce cuál es la propuesta que para Antioquia tiene el partido y deja al garete este tema para que cualquiera que aspire diga lo que quiera, dicho de otra manera, le importa un bledo propiciar un norte claro para nuestro departamento.
Durante ocho años, el Partido Conservador se acostumbró a secundar en el poder a los gobernantes de turno, distanciándose cada vez más de su vocación de poder y haciendo más evidente su crisis interna, traducida en falta de liderazgo, desarticulación y caos institucional, donde las desbandadas hacia otros partidos son el pan de cada día y se hacen sin reserva alguna.