No son suficientes la política punitiva y la acción policial para garantizar la seguridad en la ciudad de Medellín. Esta política garantiza sólo el 30% de la efectividad.
Carlos Julio Díaz, miembro de la Escuela Nacional Sindical y de la Veeduría al Plan de Desarrollo de Medellín, dijo que paralelo al crecimiento de la inseguridad en la Ciudad existen dificultades para que a las nuevas generaciones se les pueda ofrecer un proyecto de vida en torno al trabajo o a la educación pertinente.
Díaz reveló que el desempleo juvenil ha aumentado, puesto que en el año 2016 la tasa de desempleo de jóvenes entre los 14 y 28 años estaba en el 18.2% y para el año 2018 la cifra superó el 19%.
Para Carlos Julio Díaz, la gran cantidad de jóvenes sin trabajar ni estudiar que hay en Medellín es una bomba de tiempo en una sociedad donde hay estructuras criminales ofreciéndoles alternativas que la institucionalidad no les ofrece. Cree que en las 350 bandas delincuenciales qué hay en el Valle de Aburrá militan cerca de 15 mil jóvenes, una cifra superior a los desmovilizados de las FARC.
Por eso, Díaz considera que más pie de fuerza, más equipos e insumos y más tecnología no son suficientes para sofocar la inseguridad reinante en Medellín. Para garantizarla integralmente, es necesario que al 30% de la apuesta represiva y punitiva se le sume el 70% de empleo, educación, cultura, deporte y más oportunidades reales.