Por: Jorge Mejía Martínez

Una hora de llamada telefónica local en Apartado cuesta más o menos $20.000. Esa misma llamada a Carepa –localidad que crece hacia las entrañas de Apartado, separada por un puente vehicular- cuesta $ 90.000 al usuario. La llamada es considerada nacional. Un ejemplo del costo tan oneroso que para los habitantes de Uraba tienen los servicios públicos domiciliarios. El gas residencial no es una alternativa energética todavía. A pesar de los esfuerzos realizados por la Gobernación de Antioquia anterior y de EPM, por ampliar la cobertura y la calidad del agua consumible, son más los habitantes de la región que carecen del servicio, respecto a los que lo tienen. Muchos pobladores no entienden por qué tienen que pagar alcantarillado y acueducto, si carecen del primero, lo mismo que alumbrado público si las calles permanecen a oscuras.

La infraestructura vial de Uraba, región de más de 500.000 habitantes, conserva un rezago de  décadas. Desde Medellín se puede acceder por el occidente de Antioquia por una vía llena de tulundrones hasta Mutata; con el corazón en la mano por el miedo acumulado luego de tantas apariciones trágicas por parte de la guerrilla, a pesar de que hay ejercito a lado y lado de la carretera. Sin embargo, en plena navidad de 2009, un francotirador asesinó a un militar mientras patrullaba. La noticia se ocultó.

El famoso túnel de la llorona produce desazón: feo, oscuro y húmedo. Es tenebroso. Por fortuna,  se terminó la repavimentación de la llamada troncal bananera de Chigorodo hasta Turbo, sin que desaparezca el peligro de transitar por ella por el flujo, la velocidad y la oscuridad. Las promesas oficiales han sobrado, mientras escasea el pavimento. Un corregimiento de Turbo con cerca de 30.000 habitantes como Currulao tiene una sola vía con asfalto: La troncal que lo cruza, de resto,  calles destapadas. Merced al compromiso de la administración de Aníbal Gaviria Correa se avanzó notablemente en la pavimentación de las vías Turbo-Necocli y Turbo-San Pedro de Uraba. El peligro es que queden inconclusas. Por algo es creciente la consulta médica en la región por enfermedades respiratorias y de la piel: el polvo que se entra por las narices y los químicos dispersos por las fumigaciones sobre las plantaciones de banano.

Pensar en el mañana se volvió el mejor aliciente para los que viven en Uraba. El presente es una hoja para doblar. El puerto sobre el mar, la doble calzada desde Medellín y la zona franca, son grandes proyectos que pueden disparar el optimismo de la región; por ningún motivo deben  terminar como letra muerta en el papel. La conciencia de que el colectivo debe empujar para que la burocracia y la corrupción no echen a pique la ejecución de los macro proyectos, por fortuna es alta. Hay consenso y voluntad social. Pero del tamaño de las esperanzas también son las amenazas. Aparentemente cada macro proyecto marcha por su lado. No hay un plan regional de desarrollo que articule los esfuerzos en una sola dirección. El progreso de Uraba no puede ser el resultado de la sumatoria de cada ejercicio local. Ni los alcaldes, ni las gestiones, se encuentran. La gobernación de Antioquia es un ente ajeno a cualquier convocatoria para programar el desarrollo. Si se reconocen los fenómenos objetivos de la conurbación, no se entiende que cada municipio agarre por su lado. Los problemas y las necesidades son regionales, lo mismo que las soluciones.

Pensar en grande no es tan solo la construcción de obras de cemento grandes. Tantas privaciones colectivas  juntas, erosionan el tejido sobre el que descansa la convivencia social. La sociedad de Uraba debe pensar que el desarrollo físico debe servir a la equidad, no para repetir lo que ocurre en Currulao: el visitante que circula por la troncal pavimentada no alcanza a imaginar que el resto de las vías no son más que trochas. Pero qué otra suerte se puede esperar para la región, si por ejemplo, una población como Carepa, en dos años ha tenido que saludar la posesión de cinco alcaldes. Carepa va a perder un cuatrienio y no será el único municipio de Urabá.