Diego Calle

Por: Diego Calle Pérez

Gabriel Jaime Rico, es un gran candidato, todavía no tiene el equipo suficiente y está preparado para gobernar la ciudad que conoce y dice ser testigo de su transformación física y social. El candidato Rico, es uno de las tantos privilegiados que ha sabido jugar ajedrez con los cuadros más representativos de la política parroquial de una ciudad como Medellín. Empezó al lado de los llamados pinochos, su padrino inicial fue Manuel Ramiro Velásquez Arroyave, ya fallecido, y hasta casi se da de golpes con su amigo y colega exconcejal Carlos Alberto Zuluaga. Su vida de concejal fue bastante notoria, se hizo popular algún tiempo, aprovecho al máximo los beneficios de becas y descuentos, estudio sus posgrados y está pendiente de la nota final de su doctorado. Su empresa privada nunca se hizo realidad, por estar dedicado a lo que más le gusta: “hacer lobby en lo público”. Mantiene buenas relaciones, y el hoy senador Uribe Vélez lo considera buen muchacho. Su señora esposa, buena profesional y tiene el respaldo de los buenos contactos del esposo, para sus trabajos en el sector oficial. Rico en su última campaña al concejo de la ciudad se quemó, pero rápidamente consiguió chanfaina en un call center. Se gana los afectos de sus contrincantes en la política. Es diplomático y no es brabucón y grosero. Se ganó la confianza de Aníbal Gaviria. Estuvo de gerente de plaza mayor. Se retiró por voluntad propia.

Hace de sus campañas un buen ejercicio de relaciones públicas y sociales. Recoge firmas, convoca  colegas a desayunos y visita programas de radio. Olfatea bien las otras campañas, le gusta medirse el pulso en las encuestas, tiene coraje, arriesga su trabajo pero no su patrimonio económico, es privilegiado, tiene esposa que le colabora en la campaña. No se sabe hasta donde pueda llegar, pero se la cree y tiene constancia. NO tiene partido definido y con los meses puede resultar trabajando para un candidato con aval de partido tradicional y manejando la oficina de comunicaciones de otro que fue su rival. Gabriel Jaime Rico, es otro de los tantos que aspira mucho en la política paisa, no se le niega su capacidad profesional, no es mi nuevo mejor amigo, ni es mi rival político, hace más convirtiendo su desgaste emocional en realidades tangibles para un candidato que le lleve experiencia y manejo en los verdaderos hilos de poder que maneja una ciudad tan compleja y desigual socialmente como es Medellín. El trabajo de RICO en estos meses no es en vano, ni lo hizo por sentirse el de más, él sabe apuntar sus metas para alcanzar no un premio de consolación, sino adquirir más estrategias de campaña, pudiendo tener el manejo y la confianza que le dé un próximo alcalde a cambio de los votos amarrados que tiene RICO en la manga de su camisa. Votos que ha sabido conseguir con trabajo y capacidad de comunicación, labor que hace muy bien y podría ser un buen profesor para estudiantes de mercadeo y ventas en cualquiera de los politécnicos, de los tantos que hay en la ciudad innovadora. Rico no es una innovación, pero sabe cómo entrar a jugar en una campaña para la ciudad, donde es más importante ser concejal que alcalde metropolitano. RICO un gran candidato.