Ruben Darío Barrientos

Por: Rubén Darío Barrientos G.
rdbarrientos@une.net.co

El 28 de septiembre de este año, se firmó un contrato entre el Municipio de Medellín y la firma mexicana Grupo Cal y Mayor, con un plazo de 5 meses y un valor de $ 491 millones, para un estudio que entre a determinar si la ciudad debe ampliar el pico y placa en número de horas y zonas. ¿Se necesitará que una firma mexicana manifieste que debe ampliarse la medida del pico y placa para Medellín? ¿Será menester que una empresa foránea sea la indicada para recomendar variaciones en la restricción vehicular? ¿No cabrá en la cabeza que es obvio que deba ampliarse el pico y placa en sus horarios, sin necesidad de contratos onerosos?

La Secretaría de Movilidad de Medellín, conoce al dedillo las estadísticas de los desplazamientos vehiculares por horas, los porcentajes de recurrencia de los viajes diarios, las vías saturadas, el número de carros y motos, etc. ¿Para qué, repito, contratar una consultoría que diga lo obvio? ¿Esa no es una platica muy botada? Sabemos que en el Valle de Aburrá por cada 3 habitantes, hay 1 vehículo (carro o moto). Y que el parque automotor hoy, puede estar rondando los 650.000 carros y unas 850.000 motos. Es infernal la movilidad en esta ciudad y en los municipios circunvecinos. El pico y placa actual de Medellín (7 a 8.30 a. m. y 5.30 a 7 p. m.) se ha quedado corto. La gente no aguanta más carramenta ni motomenta…

La medida del pico y placa comenzó en Colombia en el año 1998, cuando la implementó en Bogotá el alcalde Enrique Peñalosa. Hoy, hasta las universidades la tienen. No hay otro camino, sin duda. Muchos cuestionan que esta restricción es ilegal, porque agrede el derecho de circular libremente. Poco a poco fueron emergiendo medidas complementarias como el Día sin carro (Petro, fue el primero que lo hizo) y el pico y placa ambiental de los sábados. En medio de estas determinaciones administrativas, se anota que la lista de los exentos es interminable: carros a gas, motores eléctricos, vehículos de seguridad, escoltas, medios de comunicación, etc.

En el año 2008, el alcalde de Medellín de entonces, Alonso Salazar, propuso pico y placa todo el día y eso fue combatido por el actual alcalde Federico Gutiérrez, a la sazón presidente del Concejo, pues dijo que no disminuía los trancones y que perjudicaba el comercio. Hoy sabemos que la problemática de movilidad de Medellín no la corrige nadie, pero al menos un pico y placa más extendido en horas, sí la mengua en su fachada dramática y harta. Y eso que aquí tenemos un metro que coadyuva de manera fuerte a movilizar miles de personas (¿qué sería de nosotros sin el Metro de Medellín?).

Voy a tomar 10 ejemplos de ciudades grandes de Colombia, en cuanto al tiempo de dedicación al pico y placa, para que se vea que lo que hace Medellín es un paño de agua tibia. Veamos: Bucaramanga (14 horas, de 6 a. m. a 8 p. m.), Pereira (12 horas, de 7 a. m. a 7 p. m.), Santa Marta (12 horas, de 7 a. m. a 7 p. m.), Cali (8 horas, de 6 a 10 a. m. y de 4 a 8 p. m.), Bogotá (7 horas, de 6 a 8.30 a.m. y de 3 a 7.30 p. m.), Armenia (7 horas, de 7.30 a 9.30 a. m., de 11.30 a 2.30 p. m. y de 5.30 a 7.30 p. m.), Manizales (6,5 horas, de 8 a 11.30 a. m., de 11.30 a 2.30 p. m.. y de 5.30 a 7.30 p. m.), Cartagena (6 horas, de 7 a 9 a. m., de 12 a 2 p. m. y de 5 a 7.30 p. m.), Cúcuta (4,5 horas, de 7.30 a 9 a. m., de 11.30 a 1.30 p. m. y de 5.30 a 7 p. m.) y Medellín –en la cola– (míseras 3 horas, de 7 a 8.30 a. m. y de 5.30 a 7 p. m.).

Bien podría utilizarse el ejemplo de Bucaramanga o los de Pereira y Santa Marta. ¿Necesitamos una consultoría o estudio profundo para que nos digan los cambios en que se debe implementar el pico y placa? ¡Jamás! Y, desde luego, todo esto debe estar acompañado de incentivar el teletrabajo, de escalonar las jornadas escolares, de estimular el carro compartido, de impedir el ingreso al centro de vehículos, etc. Vamos a regalar $ 491 millones para que nos digan lo que todos sabemos. Falta decisión gubernamental y que duela no botar la platica…