Jorge Enrique Vélez G. 

Estoy de acuerdo en que son muchos y muy extensos los comentarios sobre este mismo tema en los últimos días, pero mi pretensión es darles otra visión diferente de las famosas pirámides, que han tenido en “jaque” al gobierno, al Congreso, al sector empresarial y a los ciudadanos del común, lo que hace que cada uno de los colombianos por acción o por omisión tengamos algo de responsabilidad en esta tremenda crisis, de la cual saldremos, sin duda, con la misma entereza y capacidad con la que caímos estafados.

 

   Voy a referirme a un elemento que considero debe ser analizado de una forma distinta dentro de toda esta infamia, donde nos han hecho ver a los colombianos que el único responsable de la “debacle” es el presidente Uribe y su gobierno, lo que puede ser cierto en alguna medida, hasta el punto que él, públicamente, asumió su parte de responsabilidad.    

 

Yo tengo otra hipótesis del verdadero origen de esta gran estafa. Si analizamos detenidamente, esta malintencionada organización comienza fundamentalmente en el departamento del Putumayo (gran eje de las FARC y del narcotráfico) donde aparece e inicia la actividad delincuencial el famoso David Murcia. Se trata de un embaucador profesional con tan solo 28 años que, sin haber terminado siquiera sus estudios secundarios,  nos estaba haciendo creer a todos de sus extraordinarias habilidades gerenciales y financieras en el montaje de un gran emporio, hasta el punto de llegar a sentirse el Bill Gates latinoamericano, aunque por sus excentricidades, apariencia física, modales y demás, dista mucho de la calidad humana y profesional  del mayor accionista de Microsoft.   

 

No sé si los colombianos vayamos a seguir cayendo en las “garras” de DMG, ya no como compradores de tarjetas prepago, sino creyéndonos el cuento de que David Murcia Guzmán es el cerebro de esa organización, pues yo por lo menos tengo serias sospechas que detrás de este calculado y macabro montaje de engaño y estafa,  hay una alineación criminal combinada entre las FARC, narcotraficantes (Macaco, Chupeta y otros según las autoridades), además de otras organizaciones delincuenciales que tenían dos objetivos muy claros en su aventura.  

 

 El primer objetivo consistiría en montar una gran empresa de lavado de activos, con miras a legalizar los dineros productos de sus actividades ilícitas y quedó claro que lo venían logrando de manera exitosa hasta el destape mediático que desencadenó el escándalo con DMG. Allí tenían el mejor y más lucrativo  “coctel”, combinando lavado de activos, dineros en paraísos fiscales, creación de empresas fachada y el montaje de una organización empresarial, no solo nivel territorial sino ya como una gran compañía multinacional.   

 

Su segundo objetivo, se dirigía a la actividad política, pretendiendo debilitar la seguridad democrática, lo que no pudieron alcanzar los grupos al margen de la ley con las armas  en el escenario militar. Su  estrategia se centró en entusiasmar a los colombianos pagándoles grandes sumas de dinero sin necesidad  de trabajar y solucionándoles sus problemas de pobreza y empleo, para cuando tuvieran “cautivados y sometidos” a sus clientes, buscar apoderase del estado. Esto fue muy evidente en días pasados, cuando ciudadanos de todos los estratos y condiciones salieron a protestar pacíficamente en favor de DMG y sus nobles causas a favor del pueblo colombiano.   

 

Hoy ya las manifestaciones en el Putumayo y departamentos aledaños se tornaron violentas y con los mismos elementos arengando, pues ya se infiltraron grupos armados con presencia de milicias urbanas, al notar que su estrategia fue descubierta y ver que se les cayó el infame andamiaje de pretender desestabilizar el estado colombiano y tratar de derrotar la política de seguridad democrática.   

 

Por todo esto no volvamos los  colombianos a caer en manos de DMG (DELINCUENTES) (MERCENARIOS) (GRUPOS AL MARGEN DE LA LEY)  

 

 PRESIDENTE URIBE: Los colombianos nunca permitiremos que con estas estrategias burdas  y perversas de Murcia y sus secuaces, perdamos lo que ya hemos ganado con su política de seguridad democrática.