Francisco Galvis

Por: Francisco Galvis Ramos

Suena en las redes sociales la voz del presidente Santos proclamando su renuncia a la presidencia si perdía el Sí. Ganó el No y ha devaluado la palabra una vez más, en contraste con Álvaro Uribe, de palabra empeñada y sin regreso.

La cuestión no reside en que Santos se vaya o se quede porque, al fin de cuentas, ya tiene el sol más abajo de la cintura. Atornillado, lo que se esperaría de él es que promueva un Gran Acuerdo Nacional que despolarice el país que él volvió bipolar y se le fijen términos razonables a un acuerdo con la guerrilla, de tal suerte que lo hagan justo y perdurable.

El electorado pasó por encima de las cargas descomunales desatadas por el doctor Santos y su modesta jauría para meterle miedo a la población. Con excepción de La Hora de la Verdad, los demás medios fueron porristas al servicio de los intereses del abominable acuerdo SANTOS-FARC, a la vez que se dieron a la tarea de hacerle bullyng a quienes orientaron la resistencia al engendro: a los expresidentes Uribe Vélez y Pastrana Arango y a las figuras respetables de Marta Lucía Ramírez y Alejandro Ordoñez.

Con el triunfo del no, sus amigos y promotores nos salvamos de una madreada generalizada, aunque todavía hay por ahí personas en estado de berrinche, como la senadora Claudia López. Estamos en actitud tranquila, para nada triunfalista,  en obsequio de la reconstrucción del mínimo entendimiento perdido.

Se impone reabrir las negociaciones no sin antes purgarlo de agentes contaminantes de la laya de Gaviria, Roy, Benedetti, Naranjo, Antanas, Claudia, Lizcano, Martín, Cristo, los arzobispos Castro y Monsalve, Samper, Barguil, Serpa y un largo etcétera que llevaron el proceso al despeñadero, para gloria de Dios y salvación de la Patria.

Creyeron que el sí era pan comido; esperaban que el pueblo tragara entero; vieron a un toche peleando con guayaba madura; creyeron en las encuestas hechas sobre medidas; les recibieron los mercados y les hicieron pistola.

Como dijo el gran senador uribista Iván Duque: “la paz sí, pero no así”. Se impone enderezar entuertos: justicia, narcotráfico, elegibilidad, circunscripciones, riquezas mal habidas, víctimas, secuestrados, desaparecidos, menores en filas, esclavitud sexual, reparaciones, salarios, medios de comunicación, verdad verdadera y denle que la lista es larga.

Estemos a lo dicho por el expresidente Uribe en la declaración de anoche y no puede ser de otra manera, porque de lo que se trata es de conseguir un acuerdo perene y no de obtener de cualquier forma un premio Nobel.

Tiro al aire: a esta hora César Gaviria sigue escondido en un ascensor en Barranquilla.