Por: Gustavo Salazar Pineda
No importa dónde ni con quién haya usted despedido el año 2015 y recibido el 2016, lo que interesa es hacerle llegar a los lectores y a miles de personas en el mundo un mensaje de nuevo año pletórico de energía y deseos para que cada uno avance en su desarrollo material, personal, espiritual, cultural y emocional.
Después de la celebración de la navidad, la conmemoración del advenimiento de un año más representa una bella tradición de casi todas las culturas del mundo y de los diferentes países que representan la comunidad internacional. Con diferencia de casi 20 horas que empiezan en la lejana Australia, prosigue en el lejano oriente, sigue en Europa y termina en América, la llegada de otro año es una de las fiestas más emocionantes y conmovedoras del ser humano. Con juegos pirotécnicos, con champaña, uvas, prendas de color amarillo y maletas como símbolo de un nuevo año viajero, el mundo entero alborozadamente da la bienvenida al nuevo año. En diferentes idiomas existen frases y palabras que evocan la tradición sinigual de celebrar un año que empieza como símbolo de renovación y deseo de cambio en nuestras vidas. Muchas ciudades del planeta celebran el año nuevo, a diferencia del calendario chino que tiene como fecha para tal celebración unos días posteriores al de nuestra cultura occidental. En familia o en grupos de vecinos celebran millones de personas el año nuevo.
Existen ciudades cosmopolitas que a través de sus ayuntamientos o alcaldías dedican en forma especial algunos recursos económicos y despliegan un enorme dispositivo de elementos en orden a hacer de esta especial ocasión un momento inolvidable, que puede evocarse quizá por muchos años. He tenido el privilegio de recibir el año nuevo en Madrid y Barcelona, España, y en París, la indiscutible capital cultural del mundo. La hermosa fiesta que se arma en la Puerta del Sol, en la capital española, que al son de las doce campanadas y con la ingestión de las doce uvas sirve de extraordinario marco para el recibimiento de otro año, es una de las más famosas en el mundo y representa todo un acontecimiento para el pueblo español y miles de turistas que se agolpan en esta encantadora plaza para gritar al mundo que ha llegado un año más de vida, motivo de alegría y de esperanza que potencian la felicidad de quien así celebra tan importante fecha.
Barcelona, con más toque parisino, hace uso de la Plaza Cataluña y del precioso Boulevard de Las Ramblas para agrupar a centenares de miles de personas del mundo entero para dar rienda suelta a la emoción que los embarga por el nuevo año que empieza. Pero en París, la bella, la elegante y cautivadora capital mundial cultural y arquitectónica, la que celebra con más alegría y espectacularidad el año nuevo, no obstante que el frío intenso golpea los cuerpos de quienes celebran la llegada de otro año, los espíritus y las almas de personas, de parisinos, franceses y especialmente turistas que llegan para tal celebración, la fiesta de año nuevo bajo el imponente marco del Arco del Triunfo y Los Campos Elíseos, es, en mi opinión, la más espectacular e inigualable celebración multitudinaria y multirracial del orbe. De todos los rincones y países del mundo llegan los turistas para expresar el deseo de año nuevo a su vecino en su lengua materna.
Pocas experiencias hay en la vida en una persona que tenga la importancia y deje tatuada en su alma un imborrable y noble recuerdo como el compartir algunas horas la espera y llegada del nuevo año de nativos del mundo árabe, americano o de otras latitudes. La hermandad universal se vive a flor de piel en los minutos que se comparten con desconocidos, amigos y parientes en uno de los momentos más célebres del mundo y la avenida más preciosa de todo el planeta.
Al escribir esta nota periodística desconozco si las autoridades parisinas de 2015 permitirán celebrar esta especialísima festividad al igual que años anteriores debido a los actos terroristas perpetrados en la bellísima ciudad europea entre enero y noviembre de 2015. Quizá las medidas de seguridad sean extremas, es posible que existan muchas restricciones, no puede descartarse que se suspenda tan espectacular ritual de cada año.
Cualesquiera fuesen las decisiones que adopte el gobierno francés, tomé la decisión de viajar hasta la ciudad de los boulevares a dar la bienvenida al año bisiesto 2016, conjuntamente con mi compañera sentimental, Jennifer Echeverri Cardona.
Desde este precioso lugar, el día 31 de diciembre de 2015, estaré celebrando con conocidos y extraños el nuevo año 2016.
Para mis amigos, familiares, conocidos y los lectores estaré conectándome mentalmente para que los tiempos venideros sean más gratos y alegres y menos tensos y bélicos.
¡Felicidades y próspero año nuevo para todos!