Por: Gabriel Zapata Correa

Contrasta la euforia de la hinchada y la alegría de los jugadores de los elencos que disputan la gran final de la Liga Aguila, Atlético Nacional y Atlético Junior, y la vergüenza por la cual atraviesan los directivos del fútbol profesional colombiano, encabezados por su flamante expresidente Luis Bedoya, quien trata por todos los medios salvarse de ir a prisión en Estados Unidos a causa de la investigación que adelanta la Fiscalía de ese país, por el escándalo del denominado Fifagate.

Ni el tecnicismo jurídico, ni el entramado de las mañas utilizadas por los dignatarios de la Fifa y demás federaciones y confederaciones de varios continentes, incluido obviamente el suramericano servirán de atenuantes para quienes se han aprovechado del fútbol, el deporte de multitudes por excelencia, para llenar sus bolsillos.

La naturaleza del delito parte de que el fútbol mueve multitudes, no solo en los estadios, sino a través de la televisión. Los derechos de transmisión de los diversos campeonatos valen millones de millones de dólares; la adjudicación de las sedes va pegado del negocio de la televisión y de la venta y reventa de la boletería. Hasta en los partidos amistosos. Todo mundo gana por punta y punta. Es un negociado redondo a futuros. Todo está garantizado y los bolsillos llenos.

Vale la pena citar algunos de los conceptos de Loretta Linch, la Fiscal General de Estados Unidos, quien el 3 de diciembre explicó las razones por las cuales el Departamento de Justicia decidió que esta escala de corrupción en la FIFA, el ente comercial y deportivo más poderoso de la tierra, debía quedar al descubierto.

“La traición de confianza que se estableció aquí es indignante. La escala de la corrupción alegada en el presente documento es inconcebible. Y el mensaje de este anuncio debe ser claro para todos los individuos culpables que permanecen en las sombras, con la esperanza de evadir nuestra investigación: Ustedes no nos esperarán afuera. Ustedes no escaparán de nuestro foco.

“Como he dicho antes, cualquier persona que busque vivir en el pasado y volver a los viejos hábitos en el fútbol está del lado equivocado del progreso y hace daño a la integridad de este hermoso deporte. El Departamento de Justicia se ha comprometido a poner fin a la corrupción rampante que hemos descrito de los líderes del fútbol internacional; no sólo por la escala de los esquemas alegados anteriormente y en la actualidad, o el descaro y la amplitud de la operación requerida para sostener esa corrupción, pero también por la afrenta a los principios internacionales que este comportamiento representa.

“Después de todo, deportes como el fútbol ejemplifican, en las propias palabras de la FIFA, «unión, valores educativos, culturales y humanitarios». Es una de las principales maneras en que enseñamos a nuestros hijos sobre el carácter, sobre el juego limpio y el trabajo en equipo. Torneos internacionales promueven el entendimiento entre las naciones y encarnan un reconocimiento de nuestra humanidad; algo que es muy importante, sobre todo en estos tiempos de desafío global. Es por eso que esta investigación va más allá de la corrupción en la dirección de una organización deportiva en todo el mundo. También reafirma los ideales que siempre han guiado nuestra sociedad –y, sobre todo, a nuestros jóvenes– hacia el futuro justo y equitativo que se merece. Este Departamento de Justicia tiene la intención de defender esos valores en toda esta investigación en curso y siempre.

La voluntad del Departamento de Justicia es inquebrantable e irá hasta las últimas consecuencias Así lo dijo la Fiscal Loretta Linch: “No contentos con robarle las ganancias al deporte más popular del mundo por décadas, estos acusados, como se alega, trataron de institucionalizar su corrupción, no por el bien del juego sino por su enriquecimiento personal”. Esta frase describe la esencia de la dolosa actuación de la dirigencia.

Hay que decirlo con franqueza. Los aficionados de la calle comparten la justicia implacable de Estados Unidos que ha caído sobre la dirigencia universal. Y la comparte con satisfacción, al igual que disfruta los triunfos de sus equipos favoritos.

Así como esperan con ansias levantar la estrella de navidad, con quien quede campeón este próximo domingo, aguardan que la justicia acabe de una vez por todas con la sinvergüencería de la dirigencia del fútbol. Sin contemplaciones.