Por: Diego Calle Pérez
Nadie puede dudar que los integrantes que hacen parte del Secretariado Central de las FARC-EP, y del ELN, tengan una información que cualquiera de los grupos de inteligencia de los Estados Unidos, Francia y Rusia, quisieran poseer. Es un valor agregado que muchos de ellos mismos no saben dónde tienen toda esa información. Desde Alfonso Cano que fuera el escudero de Don Manuel, hasta el propio Raúl Reyes que se fue a la tumba sin su rolex, o el mismo Mono Jojoy que tanto asimilo la boina del Che, ninguno ha querido comparecer a entregar información de más de 50 años, entre confidenciales y conversaciones secretas de miembros del Estado.
Debe ser una información que reposa en algunas cajas privadas de bancos extranjeros y de bibliotecas enteras donde se pueden revelar enlaces que jamás se han conocido. Inventarios de flora y fauna para investigaciones sobre vacunas y mejoramiento genético en los campos de cultivos. Avances en toma de muestras para inocular inyecciones contra la mordedura de culebra. Datos de climas y de fenómenos de cambios en el comportamiento de animales en la selva.
Seguramente tienen información de caminos y de atajos por ríos para llegar a zonas de la Orinoquia y de la Amazonía. Deben tener un censo poblacional de las tribus indígenas que habitan los corregimientos y las grandes extensiones selváticas de las Subregiones que por muchos años se llamaron Intendencias y Comisarias.
Las Farc-Ep fueron por años los grandes censores del Estado, tienen una información que cualquier organismo del estado quisiera actualizar. Muchos de los integrantes de las FARC conocen los dialectos de muchos de las 82 etnias que habitan nuestra gran geografía. Sabían de cómo llegaban recursos por medio del Banco Agrario a muchos municipios y de cómo podían solicitar a los que movían negocios el tributo mensual. Nunca, en muchos pueblos, fueron agresivos, ni malquerientes con sus contribuyentes, les daban espera que recogieran lo de la boleta.
Muy seguramente, entre tantos diálogos en la Habana, de las largas jornadas en que se encontraban en medio de uno que otro ron habanero, el tema de la riqueza hidrográfica y climática no haya sido el más frecuente, pero seguro que uno que otro ítem debe estar entre tanto documento. Llama la atención que hoy el cantante de las Farc hasta asiste a fiestas y conciertos y Jesús Santrich escribe poesías para olvidar tanta fechoría, no encontremos en la feria del libro un tratado de geografía de alguno de los comandantes de cuadrilla.
Tantos años de refugio en las selvas tropicales y muchos de ellos se preparan para llegar al congreso y al senado sin ni siquiera consolidar un pequeño tratado de las tribus encontradas entre ríos y fronteras. Se olvidaron muy rápido de quienes les ayudaron tanto mientras vestían el camuflado, ahora llegan a otra selva donde encuentran micos y sapos sin veneno, en medio de tanto codazo.