Por: Jorge Enrique Vélez G.

En uno de los recorridos habituales, que por mi actividad realizo por los municipios de Colombia para tener un diálogo directo con las comunidades y particularmente en un barrio de Medellín, me senté a hablar de los problemas que ellos consideran se deberían tratar más a fondo en el país.

Me sorprendió que me tocaran una problemática distinta a la que normalmente uno está acostumbrado a oír como cobertura en salud, desempleo, inseguridad urbana, drogadicción, mujeres cabeza de familia etc., temas que bien o mal hemos venido trabajando desde el ejecutivo y el legislativo, aunando esfuerzos con el sector privado; pero en este caso la queja fue: “No se ha establecido una política, que brinde apoyo decidido a los hombres que pasan de 30 años independiente que sean solteros, casados, padres cabeza de familia…”.

 

Lo pensé… y es verdad. Tienen mucha razón al estar preocupados, pues el Estado y todos nosotros los hemos abandonado a su suerte y  no tenemos ningún tipo de legislación que favorezca la actividad productiva y estabilidad laboral de los hombres que llegan a cierta edad.

 

Es urgente que comencemos a instaurar políticas para que los hombres mayores de 30 años tengan, realmente, posibilidades de acceder no solo a un trabajo digno, sino que al mismo tiempo podamos capacitarlos para que puedan emprender sus propios negocios con el debido acompañamiento y respaldo del Estado, con miras a lograr una autonomía económica.

Se me ocurre plantear algunas propuestas para brindar una posible solución a esta situación:

 

  • Sería interesante que los patronos, privados o públicos, establecieran mecanismos que permitan que los hombres mayores de 30 años formen parte de empleados con vinculación definitiva a sus plantas de personal, como ocurre con las mujeres cabeza de familia.
  • Establecer con el SENA una reeducación de estas personas, de tal forma que puedan adaptarse profesionalmente a las nuevas exigencias del mercado laboral actual, que obviamente son diferentes a las que les tocó antes y por esta razón su perfil no encaja en ninguna ocupación.
  • Fomentar las empresas de emprendimiento donde los contratistas del Estado los apadrinen en un porcentaje y esto les signifique un mayor puntaje porcentual en las contrataciones, por ese padrinazgo realizado.
  • Que los incentivos en materia de impuestos, incluyan beneficios especiales al que tenga en sus nóminas personas mayores de 30 años en un porcentaje superior al que históricamente haya contratado; esta alternativa podría ser aplicable para ambos géneros.

Creo, sinceramente, que este tema no se debería quedar tan solo en una columna de opinión, que seguramente para algunos no es más que una queja de algunos hombres desempleados. Para otros, como yo, este es un asunto que requiere de prontas medidas, como el implantar políticas de Estado que brinden una verdadera equidad de género.

 

Vale aclarar que no se trata de una vehemente defensa del género, pues para mi es claro que en este país y por mi convicción, todos somos iguales, lo que no podemos permitir es que por los antecedentes del machismo en Colombia, los hombres se vean limitados en su desarrollo y en sus oportunidades.

 

El Estado se ha preocupado últimamente por los niños, los jóvenes, los ancianos y la mujer, olvidando que también hay hombres mayores de 30 años que precisan de su apoyo, porque día tras día están perdiendo oportunidades para lograr su realización personal y así contribuir al desarrollo de Colombia.

 

Creo que la queja de estos hombres de alguno de los barrios de Medellín es la misma de muchos colombianos, en muchos de los municipios y rincones de Colombia.

 

PD: A raíz de mi posición y denuncias a cerca del mal momento que vive la capital antioqueña en seguridad, hay algún prestante empresario de Medellín que se jacta de representar a la totalidad de ellos en la ciudad y que me debo callar, amenazando con que si no lo hago, perderé el apoyo de los empresarios y sus empleados. Le quiero decir públicamente que lo único que jamás venderé en mi vida serán mis principios, además de que no esconderé una realidad que ha generado más de 1.500 muertos en el último año. En cuanto a los votos estoy seguro que, por mi coherencia y mis actuaciones, recibiré el apoyo de muchos de los ciudadanos de bien, para quienes el único interés es que podamos vivir en la ciudad que queremos.