Por: Margarita María Restrepo
Doctor Néstor Humberto Martínez. Le escribo esta carta abierta para expresarle, en mi condición de congresista de la oposición, mi gran preocupación por un hecho que se viene presentando en Colombia, sin que ninguna autoridad haga lo que corresponde para evitarlo.
Me refiero al reclutamiento sistemático de menores de edad por parte de la guerrilla de las Farc. Desde hace dos años, he denunciado en diferentes escenarios el drama que padecen miles de niños que fueron sacados de sus hogares para ser conducidos contra su voluntad a los campamentos del crimen.
Las Farc, cínicamente, han asegurado que tienen en su poder a una veintena de menores, cuando diferentes entidades nacionales e internacionales, apuntan a que la cifra ascendería a más de dos mil. Es lamentable que no tengamos la certeza absoluta respecto de cuántos son, dónde están, cuáles son sus nombres y su lugar de origen. Como he dicho en diferentes escenarios, el reclutamiento forzado de menores es un crimen silencioso que se ha venido cometiendo en Colombia sin que la sociedad asuma este drama humanitario con la seriedad y responsabilidad que merece.
Señor fiscal: recientemente, un noticiero reveló unas imágenes que destrozan el alma. Se trata de un video grabado por el denominado frente 21 de las Farc, en el que aparece un grupo de menores sepultando en una fosa común los cadáveres de 4 niños muertos supuestamente en combate. Usted, que ve en la defensa de los derechos de los sectores vulnerables un elemento fundamental para la estabilidad democrática, gran servicio le prestaría a nuestra nación si ordena tan pronto asuma el cargo para el que fue electo, una investigación exhaustiva respecto de esos hechos.
Es fundamental que las familias de esos niños puedan recibir sus restos y darles cristiana sepultura. Igualmente, doctor Martínez, Colombia debe conocer los hechos que llevaron al deceso de los menores. La justicia está en el deber de determinar si murieron en un combate, como dice la guerrilla, o si por el contrario fueron asesinados.
Usted y yo estamos en orillas opuestas frente al proceso de paz. Su criterio respecto del mismo, me merece el mayor de los respetos republicanos, pero eso no significa que esté dispuesta a cesar en mi labor de hacer visible el drama que afecta a miles de niños, ni de buscar la solidaridad del pueblo colombiano con ellos y sus familias. El reclutamiento forzado de menores es uno de los peores crímenes. Hiere a la humanidad, atenta contra todos los principios y ese es el motivo por el que la justicia internacional ha impuesto penas severas contra los responsables de ese delito.
Reclutar a un niño para llevarlo a la guerra, a una niña para convertirla en un objeto sexual, embarazarla y obligarla a abortar, es la más aberrante manifestación de esclavitud. Y eso está sucediendo en nuestro país, sin que nosotros como ciudadanos hagamos lo que nos corresponde para impedirlo y a la justicia por investigarlo y castigarlo ejemplarizantemente.
Quiero invitarlo públicamente para que se sume a esta causa por la reivindicación de los derechos de todos esos niños que hoy no están en sus hogares. Ellos, en este momento en vez de estar atendiendo sus lecciones escolares, se encuentran en la profundidad de la selva esclavizados por unos criminales desalmados que los someten a las peores vejaciones.
Desde el fondo de mi corazón le pido, doctor Martínez, que se convierta en el abanderado de la lucha contra el reclutamiento forzado de menores y que pase usted a la historia como el fiscal que le puso fin a la indignante impunidad que rodea este flagelo.