Jorge Enrique Vélez G.
El inmenso dolor que sentimos los colombianos y, muy especialmente, los antioqueños el domingo 16 de Noviembre, cuando sorpresivamente despertamos con la noticia de la catástrofe ocurrida en la urbanización Alto Verde, ubicada en una de las montañas de la zona centro-oriental de la ciudad de Medellín.
Perdimos a 12 conciudadanos, que pudieron haber sido más, de no ser porque se trataba de un puente festivo, cuando la mayoría de habitantes de las casas comprometidas en la tragedia se encontraban fuera de la ciudad. A Dios imploramos resignación y damos apoyo a cada una de las familias y amigos con un fuerte abrazo de solidaridad en momentos de tanto dolor.
Lo triste, es que esta desdicha podría ser la crónica de muchas otras tragedias anunciadas que podríamos vivir en otras urbanizaciones de la comuna 16 de Medellín, que tienen la misma problemática de Alto Verde por la saturación en los índices de construcción, por el manejo inadecuado de las fuentes hídricas, que no cumplen con las normas mínimas obligatorias con miras a evitar situaciones similares o peores que las acontecidas la semana anterior y que, de no tomar medidas drásticas y contundentes de manera inmediata, darían como resultado más pérdidas de vidas que lamentar, además de la pérdida de bienes, desconfianza en las normas y una total incredulidad en el control, cumplimiento y supervisión de las reglas por parte de nuestros mandatarios.
Es importante recordar, que en los últimos 5 años se dio el “boom” de la construcción en esas zonas de la ciudad y fuimos muchos los que alzamos voces de protesta por el cambio del POT, ya que se estaba permitiendo que algunos constructores aplicaran el plan anterior o el nuevo de acuerdo a sus conveniencias. Lo grave, es que para ello utilizaron argucias que la ley les permitía, comprometiendo de manera irresponsable zonas que no podían admitir ciertos niveles de intervención con construcciones, y que hoy tienen en vilo la seguridad y la confianza de quienes habitan este tipo de unidades residenciales.
Desafortunadamente, nuestras críticas, como muchas otras, no tuvieron eco y fueron irresponsablemente vistas como “persecución a la administración de turno” (tal y como ocurre ahora con la Seguridad de Medellín), como si fueron temas “light” o sin trascendencia para la vida de los medellinenses, cuando hoy de manera CLARA Y CATEGÓRICA demostramos que esas críticas tenían y tienen la intención de preservar las vidas humanas, aquellas de la tragedia, las otras de la accidentalidad en el caos de movilidad y muchas más de la inseguridad de la ciudad.
Es el momento de hacer un alto en el camino y pedirle, contundentemente, a las autoridades que piensen con cabeza fría en salvaguardar la vida de todos nosotros, tomando decisiones y medidas drásticas en la expedición de licencias de construcción en zonas que, por su saturación, requieren de análisis y estudios mucho más profundos y serios, que no pueden dejarse al antojo y manejo de intereses particulares.
Recapacitemos, pues como vamos… vamos mal y Medellín sigue atrapado en el desgobierno y en la improvisación. Por favor: No más… basta ya!