Rubén Darío Barrientos

Por: Rubén Darío Barrientos G.

No es que los magistrados de las altas cortes no puedan ir a recibir premios al exterior, ni atender invitaciones ni desplazarse para cumplir compromisos académicos por fuera del país. Es evidente que su investidura así lo amerita. Lo que enoja es el momento de los desplazamientos y la coyuntura de esos viajes. Por ejemplo, 5 magistrados de la sala penal de la Corte Suprema de Justicia adelantaron sus vacaciones pues hace 2 días viajaron a China a un evento sobre el sistema penal, y ya no regresan pues se les dio autorización para que enlazaran el viaje con el período de vacaciones de la rama judicial. Es un verdadero paseo de oportunismo, mejor aún, es una “premeditada” coincidencia.

Pero allí no se detiene el alud de viajes que se rubrican bajo el concepto de “comisiones judiciales”. La presidenta de la Corte Constitucional (María Victoria Calle) y 2 magistrados más (Ortiz y Mendoza), están en Palestina para atender una amable invitación de la Corte de dicho país. También hay gallada en El Salvador: allí están 3 magistrados de la Corte Constitucional (Vargas, Guerrero y Linares). El reemplazo del sub judice Pretelt, Aquiles Arrieta, transita Alemania para cumplir con unos compromisos académicos. Y, de contera, el presidente del Consejo de Estado, Danilo Rojas, está desde ayer en Francia y permanecerá por míseros 13 días pues debe recibir un premio. Seguramente lo celebrará en la Torre Eiffel, el Palacio de Versalles, el Arco del Triunfo, Chambord, etc.

La W, al respecto, habló del “sentimiento viajero de fin de año de los magistrados”. Una emisora capitalina, se refirió a “los emperadorcitos de primera clase”. Y Caracol, por su parte, mostró extrañeza porque los viajes se hacen “en medio del afán del gobierno por conocer la decisión del acto legislativo para la paz y el camino que debe tomar para la implementación de los acuerdos”. En un informe del periodista Germán Jiménez M., publicado en El Colombiano (9 de junio de 2013), se dijo lo siguiente: “De los 365 días del año, un magistrado de la Corte Suprema de Justicia, la Corte Constitucional, el Consejo de Estado y el Consejo Superior de la Judicatura podría trabajar solo 169 días. Dicho de otra forma: los magistrados pueden laborar el equivalente al 46% del año y así descansar el 54% restante”.

Seguramente ustedes recuerdan un escándalo (mayo de 2013) cuando 9 magistrados, incluyendo la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Ruth Marina Díaz, se fueron en época fría a un crucero que zarpó de Cartagena, dejando a la sala civil sin la tercera parte de sus miembros, so pretexto de que iban a celebrar que por primera vez en 180 años una mujer había llegado a la presidencia de la Corte Suprema. A raíz de esa escandalera que se generó y que causó ira mala, los medios y los portales dieron a conocer “el top de los magistrados viajeros”.

En efecto, primero se dio la cifra de que los magistrados estuvieron ausentes 2.100 días de sus despachos, en 2 años, contabilizando en ese periodo 151 viajes al exterior. El solo magistrado Jorge Castillo hizo 51 viajes, de los cuales 5 fueron internacionales, seguido de Hernando Torres con 41 viajes (3 al exterior). También Humberto Sierra hizo 9 viajes por fuera del país. De Jorge Castillo se dijo, además, que estuvo 100 días de viaje en 2 años.

No está bien este ejemplo de unos magistrados que aprovechan sus cargos para sacarles jugo a sus prerrogativas y mostrar que poco les importa lo que digan de ellos. También les importa un bledo los gastos en que incurran las arcas del Estado. Como siempre habrá pretextos para viajar (invitaciones, comisiones, premios, etc.) lo mejor es turnarse y saber decir cuándo conviene desplazarse y que ello coincida con asuetos y con festivos, para que el disfrute sea total. Humillante que sea por encopetados voceros de la desacreditada justicia colombiana.