Ramón Elejalde
Muchos dolores de cabeza debe haberle atendido su médica personal y en abundancia debió consumir gotitas para serenar su espíritu el señor presidente de la República con las actuaciones de algunos de sus amigos, que no por notorias y escandalosas hoy, dejan de ser muy conocidas por los antioqueños desde hace años.
Desde que inició el doctor Álvaro Uribe Vélez su separación del Directorio Liberal de Antioquia, todos los antioqueños conocimos la cercanía que mantuvo siempre con Fidencio Mena Perea. Mena fue por años el maletero del doctor Uribe, es decir, el encargado de llevarle la maleta, fue además su acucioso servidor. Fidencio estaba siempre presto para hacerle los mandados a su jefe. En los inicios del Gobierno ingresaba a la Casa de Nari como Pedro por su casa y ni se diga de su presencia permanente por la Gobernación de Antioquia en la época del doctor Uribe. De esa época y del Gobierno siguiente en el Departamento, datan los negocios, por demás lícitos, de una firma de avalúos catastrales, llamada Parra y Parra de la que hizo parte “el negro Fidencio”, que timó a varios municipios, entre ellos Yolombó y San Vicente, ambos en Antioquia. Con la llegada del doctor Uribe Vélez a la Presidencia, Mena Perea terminó ejerciendo como lobbysta, lo que le permitió pasar de ser un hombre que se la rebuscaba diariamente a un boyante y próspero ciudadano. Así lo ha reconocido en todas las entrevistas que lo han lanzado al estrellato nacional. Se supone que es fácilmente entendible ante quiénes hacía lobby el amigo Fidencio.
Oscar Iván Palacio es otro personaje cercano al poder. No de otra manera ingresa con propiedad a la Casa Presidencial. Fue Secretario de Servicios Administrativos en la Gobernación del doctor Uribe y posteriormente pasó por la presidencia de la empresa de aviación Intercontinental, que tanto dio de que hablar en el pasado reciente, cuentan incluso que uno o algunos de sus propietarios pagan penas en los Estados Unidos. Es un episodio jamás explicado por el doctor Palacio. No obstante estas andanzas Oscar Iván siguió conservando la amistad presidencial.
De Alfázar González Mira, fuera de reconocer su cercanía hasta hace poco con el Presidente y del lamentable episodio que está viviendo, no puedo afirmar más. La lucha política librada con él en mi pueblo, me impide ser imparcial y lo único que puedo afirmar es que lamento el hecho y le deseo que lo supere con éxito.
Jairo Cano es otro amigo del Presidente en desgracia. Durante el mandato del doctor Uribe Vélez al frente de los destinos de Antioquia Jairo fue el Contador General del Departamento. Cuentan sus paisanos que no le fue mal en el cargo. Llegado su mentor a la Presidencia de la República, el doctor Cano fue ascendido al cargo de Contador General de la República. Los recientes episodios que llevaron al Gobierno a pedirle la renuncia para no tenerlo que despedir, son otra terrible lección que le dan los amigos al Presidente.
¿Recuerdan a Luis Fernando Herrera, la Mechuda? Éste fue un funcionario de la oficina de prensa de la Casa de Nari a quien el periódico El Tiempo involucró en un supuesto soborno al industrial Raúl Grajales con el fin de impedir su extradición y a quien el Presidente le dijo telefónicamente: “Estoy muy berraco con usted y ojalá me graben esta llamada. Y si lo veo le voy a dar en la cara, marica”.
Pero el Presidente no se ha equivocado únicamente en la selección de su círculo más cercano. Abundantes son las designaciones que dejan mucho que desear: Jorge Noguera, Miguel de Narváez y Rafael García, en el DAS (todos conocemos la historia); Fernando Segura, en la Supervigilancia (por supuestas relaciones con Emilse López, la del chance); Luis Ortiz, en el Incoder (se negó a destituir a un funcionario que pedía plata a cambio de adjudicar tierras); Roger Taboada, en Finagro (acusado de aprobarle dinero al Fondo Ganadero del Caquetá, infiltrado por Miki Ramírez, socio de Pablo Escobar); Andrés Soto, viceministro de Defensa (contratos entre sus familiares y el Ministerio); Salvador Arana, cónsul en Chile (sindicado de la muerte del alcalde de El Roble, Edualdo Díaz, el que en un Consejo Comunitario le advirtió al Presidente que lo iban a matar); Mauricio Ramírez Koppel y Daniel García Arizabaleta en Invías. Son solo unos pocos ejemplos.
No voy a citar más amigos del Presidente en desgracia, algunos votaron en el Congreso sus iniciativas, mientras llegó la Justicia por ellos; otros todavía están aprobándole sus cosas, entre las cuales está el referendo, que busca la reelección presidencial por segunda ocasión, confiados, seguramente, en que si se da ese nuevo período de gobierno, el presidente escoja mejor sus amigos.