Por: Jaime A. Fajardo Landaeta

Esbozamos una apretada síntesis de necesidades que surgen de auténticos voceros y amigos que queremos hacer oír el clamor de esta tierra en todo el país.

Infraestructura vial: no hay que sentarse a esperar la doble calzada Medellín – Turbo, tan prometida y de tan parsimoniosa ejecución. Se tiene que emprender ya la reparación integral de la vía actual, para adecuarla como un acceso propio y digno, que convierta a Urabá en epicentro de la actividad exportadora. También se necesita terminar de pavimentar la vía Turbo – Necoclí – Arboletes.

Se podría asegurar el mejoramiento y mantenimiento de toda la red con la instalación de peajes o con una política de concesiones, insistimos en que solo es una propuesta, que favorezca la región. La Gobernación debe liderar una gestión que permita a los municipios hacer lo propio con las vías terciarias, para fortalecer la producción agropecuaria y la economía del campesinado en general. 

El ferry comercial entre Urabá y Colón, la carretera panamericana acatando las disposiciones ambientales y de preservación en el Darién, el puerto (de aguas profundas ò someras, eso lo definen los Urabaenses) y el aprovechamiento del puente internacional terrestre entre los océanos -como lo plantea el ingeniero Johel Moreno- deben estar entre las prioridades estratégicas de la región y de los gobiernos departamental y nacional.

Muy positivo la construcción de la zona franca , iniciativa de los bananeros y empresarios de la zona.

Problemática ambiental: los planes ambientales, la generación y venta de oxigeno y la captura de CO2 que jalona Corpourabá deben recibir apoyo e impulso. Hay que ejercer un mayor control con las fumigaciones y su impacto en los caudales de los ríos. 

Servicios públicos: Tenemos que dotar a los municipios de una estructura empresarial fuerte en la prestación de los servicios de acueducto y alcantarillado. No se justifica que una región rica en recursos hídricos padezca dificultades en este campo. Hay que ser más creativos en la gestión frente a EPM, Edatel, Invías y otras entidades, para mejorar la inversión en la zona y generar valor agregado.

Orden público y empleo: Se necesita inculcar un mayor compromiso de la ciudadanía y su dirigencia con las autoridades, en la lucha contra el narcotráfico, las bandas emergentes y en el desarrollo de las políticas de resocializacion y prevención del delito. La producción de biodiesel propuesta por el sector bananero debe compaginarse con la preservación ambiental y buscar el mayor nivel de concertación público – privado. Que Sintrainagro se prepare, con el fin de preservar conquistas logradas, para participar en las futuras negociaciones del caso, ya que los nuevos valores agregados se concretarán en empresas y en procesos de parcelación   productiva y de relocalizacion agroindustrial.

Lucha por la equidad: Urabá es la segunda región más inequitativa de Antioquia. Se requiere mayor inversión en planes de seguridad alimentaría, fomento a mayor escala de los restaurantes y comedores comunitarios y apuestas del sector privado que incentiven la inversión en proyectos de vivienda, salud e infraestructura educativa. Es necesario que otros municipios participen en los procesos de certificación de la educación, siguiendo el modelo de Turbo. En materia técnica, debemos lograr que el Sena esté en capacidad de atender la creciente demanda de jóvenes que necesitan prepararse. Hay que ampliar la infraestructura y capacidad universitaria. Que la Universidad de Antioquia ofrezca más programas para garantizar capacidad competitiva y que se expandan otros centros de educación superior, publico – privado, presentes en la zona.

Secuelas del conflicto: En materia de desplazamiento, apoyo a víctimas, y manejo del tema de reconciliación, verdad, justicia y reparación, aplaudimos la iniciativa de Corpolibertad y de organizaciones unidas en este propósito. Urabá debe adoptar su propia política de reintegración y de reinserción, y disponer de espacios para que la reconciliación se concrete. Que la Comisión de reparación y reconciliación tenga una mentalidad mucho más abierta y de mayor apoyo a estos procesos. La CNRR, en Antioquia, no puede facilitar la discriminación entre unas u otras victimas del conflicto.

Ordenamiento Territorial: Hay que actualizar estos planes para generar un mejor concepto de región; conviene profundizar el de área metropolitana o una figura jurídica más ajustada a las nuevas realidades. Por la gran concentración de población en corregimientos como Currulao y Nueva Antioquia, Urabá demanda una política corregimental que descanse en una mayor capacidad institucional de los municipios.

Turismo: hace falta un mayor aprovechamiento de zonas como la Martina, en Turbo, las playas de Necoclí y Arboletes y los planes de ecoturismo que se pueden fomentar en Mutatá, San Pedro, Carepa, Chigorodò y los limites con Córdoba.

En fin, son muchas las necesidades que la subregión debe superar, pero muchas más las opciones, para mejorar la calidad de vida de su población y ganar unas institucionalidad fuerte, pero ante todo para que no siga de espaldas a los planes y proyectos nacionales y se muestre ante el mundo como la potencia territorial que hoy la caracteriza.