Por: Luis Pérez Gutiérrez

Se dice que los seres humanos nacen buenos y la sociedad los corrompe.

Los adolescentes colombianos están sometidos a múltiples factores de riesgo que los pueden impulsar a ser agresores o a caer en la ilegalidad. Hay territorios en las ciudades y en el campo donde los adolescentes están siendo perturbados y tentados por factores de riesgo como la ilegalidad, la guerrilla, las bandas delincuenciales, el microtráfico, el narcotráfico,  la violencia intrafamiliar, la falta de empleo, el hambre, la extorsión, el abuso sexual, la deserción escolar, etc.

Nunca la Educación ni el Gobierno ni la sociedad se preguntan cuál es la capacidad que se les está entregando a los adolescentes para salir adelante y no dejarse arrastrar por conductas agresoras o ilegales que tienen y observan a su alrededor. Pareciera que la Educación y el Gobierno dejan a la deriva a los adolescentes en riesgo, a lo que quieran hacer de ellos lo malo de su entorno.

 

Hay una palabra que va a jugar un papel vital en la paz y en el apoyo para que los jóvenes tengan un desarrollo positivo: la Resciliencia de los jóvenes a las conductas agresoras.

Resciliencia indica la habilidad de una persona o grupo social para absorber perturbaciones, sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad. La capacidad para surgir de la adversidad y acceder a una vida productiva, que pueda triunfar, ser feliz, ser buen ciudadano,

En el Perú preocupados por abundancia de bandas juveniles urbanas se hizo un estudio de la capacidad de los jóvenes para ser rescilientes a factores de violencia. Se encontró que el 98% eran de capacidad alta y media en resciliencia y solo el 2% eran débiles antes los factores de riesgo. No era tan grave el problema.

La Escuela Nacional de Salud Pública, investigadores encabezados por el ilustre exrector Luis Fernando Duque, hizo un estudio sobre la capacidad de resciliencia de los jóvenes de Medellín y del Valle del Aburra. Se encontró un dato que debe horrorizar a toda Colombia. “Se seleccionaron jóvenes entre 14-26 años para el presente análisis. La proporción de jóvenes resilientes es de 22,9%, la de agresores 11,3%, la de jóvenes con otras conductas de riesgo es de 65,8%”

Según este estudio, Resulta que el 11.3% de los jóvenes del Valle del Aburra no tienen  capacidad de resciliencia y se vuelven agresores.

En particular en Medellín estaríamos “produciendo” mucho más de 48.000 jóvenes agresores Y en el Valle del Aburrá estaríamos “produciendo” más de 70.000 jóvenes con conductas agresoras. Una debacle!

Esta investigación es un campanazo de alerta y debería extenderse a toda la Nación.. De lo contrario la paz será paz para nunca.

Urge que el Ministerio de Educación establezca mecanismos obligatorios para educar para la resciliencia y el desarrollo positivo, con el fin de que los adolescentes sean capaces de superar las adversidades y los riesgos de caer en conductas agresoras. Ahí está el futuro de Colombia

No se pueden tener un país moderno, con educación vetusta.