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Por: Luis Pérez Gutiérrez.

Las Reformas Tributarias consultan a los ricos pero las paga el pueblo. Al pueblo nunca lo invitan a las grandes decisiones; parece que los gobiernos tienen el síndrome del miedo a la democracia. La participación colectiva de las comunidades solo se da cuando se rebelan, cuando por la presión, ya no aguantan más y se unen para protestar con violencia, porque al parecer las protestas pacíficas parecen inútiles, cuando se tienen gobiernos temerosos a la democracia.

Las Reformas Tributarias siempre las pagan los ciudadanos y los pobres. El IVA empezó en el 3% y ya va en el 19%. Todo ese aumento lo paga la gente y no los empresarios. Por el contrario, los que recaudan el IVA se quedan con el 70% y al Estado solo le toca el 30% de lo recaudado. Cuando aumentan el IVA, están enriqueciendo más a los ricos, de cuenta de la clase media y de los pobres. Cuando sube la gasolina, aumenta la inflación, sube el transporte que afecta al de a pie y suben los alimentos y los bienes de una manera inmediata. Lo que más perjudica a un pobre es la inflación; la inflación le quita la comida de la boca a los pobres. Cualquier recargo que se le haga a una empresa por impuestos, ellos lo recuperan en el aumento de precios de sus productos, pues en Colombia se tiene un gobierno incapaz de hacer control de precios, y cualquier aumento de impuestos a una empresa se refleja de inmediato en la carestía de sus productos. En control de precios la economía colombiana es una selva sin normas; la ley del más poderoso manda.

Cada reforma tributaria entrega más exenciones a los bancos, que con dineros de la gente siempre muestran billonarias ganancias. Los intereses a la gente menos pudiente son siempre el doble de lo que los bancos le cobran a los más pudientes. Nadie arregla eso. Para aumentar sin compasión las tarifas de energía, la CREG de una manera humillante para los ciudadanos, inventó el IPP, que es el Indice de aumento de Precios al Productor de energía, que artificialmente lo suben a más del 30%. Mientras que el IPC, índice de precios al consumidor, lo dejan cerca al 8%. Eso muestra dos países, el uno, feudal, que favorece sin vergüenza a los poderosos; y el otro, el real que obliga a pagar a la gente tarifas de energía injustas. Los modelos para calcular las tarifas de energía usan el IPP feudal y abusivo del 32%, y no el IPC de la gente, del 8%, que es el real.

Y así, una reforma tributaria en Colombia es una nueva cuenta de cobro al ciudadano del común. La gente de la calle es la que paga las reformas tributarias. Y nunca se les consulta en nada.

Se tenía la esperanza que Gustavo Petro llegaría con un nuevo estilo de gobierno en la economía, más participativo, con una democracia económica más vigorosa. En el tema de la Reforma tributaria el país sigue al estilo viejo, al estilo feudal. Se consulta solo a los ricos y a los demás nos toca pagar las borracheras de los poderosos.