Gabriel Zapata Correa
Múltiples fueron las opiniones y expresiones de júbilo por el histórico e impactante anuncio de los gobiernos nacional, departamental y municipal de establecer una simbiosis para construir cuatro dobles calzadas en los próximos 15 años. Por las montañas de Antioquia se irrigarán autopistas como venas de unión entre veredas, municipios, departamentos y hasta de países, pues los cuatro corredores, según el Ministro de Transporte, pretenden conectar todo el Caribe Suroccidental, central y oriental desde Panamá y Venezuela.
A un proyecto de tal magnitud y alcance sólo cabe darle la bienvenida y aunar esfuerzos porque se convierta en realidad, pues con la infraestructura que se plantea, Antioquia sale de un atraso vial histórico, lo que garantiza un futuro certero para la conectividad y competitividad de la región.
Con las anteriores consideraciones resulta reprochable la posición asumida por el Presidente de la Cámara Colombiana de Infraestructura, Juan Martín Caicedo, quien criticó de manera tajante la manera como le fue entregada a ISA esta obra, entidad que mediante concesión construirá y dará operación y mantenimiento a las vías. Sugiere el presidente del gremio de la CCI suplantación a entidades como INVIAS, que dejan entrever un tufillo de individualismo.
Hay que decirlo con toda franqueza, los gobiernos involucrados en el proyecto depositan hoy plena confianza en ISA, por ser una de las empresas más competitivas en el desarrollo de infraestructuras, reconocida en toda Suramérica.
Hoy, cuando no se habla sino de trochas en Colombia y se pretende cambiar ese panorama, por lo menos en esta sección del país; cuando se tiene un case de dos billones de pesos para echar a rodar el proyecto en el 2010; considero que debemos despojarnos de egoísmos y celos y no ponerle palos en la rueda al progreso. La ingeniería colombiana es altamente calificada y con seguridad tendrá una decidida participación en este macroproyecto, sólo equiparable con la hidroeléctrica Pescadero Ituango.
Antes que sembrar dudas sobre el administrador de la concesión, bien vale la pena hacer aportes que contribuyan a la concreción de dichas autopistas; un ejemplo de ello lo constituye el Municipio de Medellín que sin ser dueño de un sólo centímetro cuadrado de los 900 kilómetros de autopistas que se construirán, no dudó en comprometer recursos por 200 mil millones de pesos para contribuir con las Autopistas de la Montaña. Eso es proceder sin egoísmos y pensar sólo en el bienestar ciudadano.