Por: Jorge Mejía Martínez
La Corte Constitucional resolvió con autoridad jurídica la encrucijada del alma del Presidente de la Republica. Sacó del limbo político al país y forzó el arranque de la campaña presidencial. Regado en el camino quedó el Procurador con su concepto politiquero; la conciencia ética y moral de la nación encarnada en el Ministerio Publico chapalió gravemente. Será muy difícil que los colombianos volvamos a creer en algún concepto emitido con la firma de Ordoñez. Si la fiscalía va a indagar –investigar- a los congresistas y particulares responsables del adefesio del referendo ante las monstruosidades legales develadas por la Corte, también debiera conminar al Procurador por pisotear tan burdamente el ordenamiento jurídico colombiano.
Pero bueno, dejemos atrás lo pasado y miremos al frente. La campaña por relevar a Uribe será intensa por corta y pareja. Confiemos que el desequilibrio lo produzca la confrontación de ideas y propuestas y no los que ahora aparecen como parapolíticos disfrazados, en cuerpos ajenos o alimentados con dineros del narcotráfico. Identificar el principal problema del país hoy, delimitará las opciones. La lucha por la equidad, contra la pobreza y la miseria, es la gran prioridad nacional. Logros significativos de la política oficial de seguridad democrática, tienden a flaquear porque el énfasis puesto en el control territorial con tan solo presencia de la fuerza pública, aplazó hasta quien sabe cuando la presencia institucional con inversión social. El partido liberal, en las manos de Pardo, ha entendido que su existencia dependerá de su compromiso por mejorar la calidad de vida de quienes habitan a Colombia. Picó en punta.
Este miércoles a las 5 pm, en la plaza de Bolivar, el liberalismo ha convocado a las organizaciones sociales de todo tipo para protocolizar los acuerdos alcanzados en los denominados “Contratos Sociales del Liberalismo” a través de diálogos dirigidos por el ex precandidato presidencial y constituyente Iván Marulanda Gómez, que permitieron los espacios de cooperación entre voceros de estos sectores y los representantes liberales con responsabilidad pública. El documento se puede conseguir en la página web de la Dirección Nacional Liberal.
Pardo lo ha dicho: “las próximas elecciones de Congreso marcarán un hito para las nuevas mayorías liberales de Colombia. Con el firme propósito de dar al Partido una política social articulada y cercana a los electores, hemos reconstruido los canales de comunicación con los sectores de discapacitados, desplazados, adultos mayores, ambientalistas, usuarios de servicios públicos domiciliarios, centrales de trabajadores, campesinos, minorías sexuales, pequeños y medianos empresarios y organizaciones comunales.” A la luz pública y con testigos, el Partido liberal dará cuenta de su voluntad de recuperar los vínculos rotos o debilitados con las organizaciones sociales de unas comunidades enconchadas en la apatía y la indiferencia.
Los Contratos Sociales del Liberalismo no son acuerdos de elites nacionales. El compromiso es de tal magnitud que se le exigirá a los próximos candidatos a gobernaciones y alcaldías en octubre de 2011, su firma para garantizar que en los programas de gobierno regionales y locales, haya coherencia con las iniciativas nacionales. El compromiso de firmar también se extiende a los actuales candidatos a Senado y Cámara por parte de la colectividad roja. Así el discurso liberal será único y coherente en todo el país. Ningún otro partido es capaz de mostrar semejante disposición para lograr que cuando en Colombia se hable de “lo social” no se recurra a entelequias. La lucha por la equidad, contra la pobreza y la miseria, empieza por el compromiso con la ética. De resto es carreta.