Por: Margarita Restrepo
Uno de los grandes problemas que afecta a la sociedad contemporánea es el sobrepeso y la obesidad, enfermedades que padecen cerca de 2 mil millones de personas en todo el planeta.
Las cifras que sobre este fenómeno maneja la Organización Mundial de la Salud son francamente alarmantes: el 39 por ciento de las personas adultas tienen sobrepeso y el 13 por ciento padecen de obesidad. En los últimos 34 años, el número de personas obesas se ha duplicado, haciendo que el manejo de esta problemática se convierta en un asunto prioritario.
En Colombia tenemos que adoptar las medidas necesarias para combatir el sobrepeso y la obesidad, pues es, de acuerdo con la OMS, el segundo país del mundo con mayor índice de personas sedentarias.
En días pasados presenté en el Congreso de la República un proyecto de ley que pretende incorporar una serie de medidas para el Manejo Integral al Sobrepeso y la Obesidad, MISO.
Debemos enfatizar que la obesidad es una enfermedad que se puede prevenir a través de una dieta equilibrada establecida de acuerdo con el número de calorías que tiene cada uno de los alimentos que hacen parte de la dieta diaria de las personas.
Son muchas las enfermedades que se pueden evitar al establecer protocolos y hábitos alimenticios sanos. Una persona con sobrepeso puede desarrollar hígado graso, litiasis vascular, alteraciones en su sistema óseo, asma, apnea del sueño, algunos tipos de cáncer, enfermedades mentales como la depresión, ansiedad, diabetes y enfermedades coronarias, entre otras.
Es deber del Estado trazar entonces una política pública que fije una serie de reglas preventivas tendientes a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Ese es el espíritu del proyecto que he presentado en el Congreso de la República.
El sobrepeso y la obesidad no se generan por un solo factor. Las causas de estas enfermedades son múltiples, siendo la mala alimentación una de las principales. Por eso, el proyecto de ley busca que se establezca una educación nutricional en los hogares colombianos. El objetivo es que todos aprendamos cuáles son los alimentos más sanos y adecuados para nuestra dieta diaria.
La prevención es fundamental para combatir el flagelo del sobrepeso y la obesidad. Por eso, una vez este proyecto sea ley de la República, el Ministerio de Salud, las secretarías de Salud y las direcciones locales de salud tendrán que liderar y trazar una serie de medidas de carácter preventivo las cuales deberán ser difundidas en todos los centros educativos del país.
En esta misión, el INVIMA jugará un papel de primera línea e importancia. Esta entidad se encargará de revertir la excesiva oferta de productos que cuando se consumen en demasía generan sobrepeso y obesidad. Así mismo, será la encargada de trazar los lineamientos para la publicidad que se le pueda hacer a alimentos que cuyo consumo pueda considerarse factor predisponente del sobrepeso y la obesidad.
Como enfermedad que es, el sobrepeso y la obesidad recibirán por parte del Sistema Nacional de Salud el tratamiento integral que se requiera. Los pacientes con sobrepeso tendrán acceso a atención médica, psicológica, recibirán asistencia para definir una dieta balanceada y una rutina de ejercicio que les permita mejorar su calidad de vida. Cuando se requiera intervención quirúrgica, ésta se autorizará.
Nuestra sociedad está en mora de hacer conciencia sobre la magnitud que tiene sobre las personas el sobrepeso y la obesidad. A veces nos burlamos de los “gorditos” sin reparar sobre el drama que estas personas padecen. No solo por razones estéticas, pues para muchos ese es un motivo de profunda frustración que trae secuelas psicológicas agudas, sino por las enfermedades que se desatan como consecuencia del exceso de kilos.
Las medidas deben ser integrales y no coyunturales. Por eso, resulta insuficiente e innecesario el gravamen que a las bebidas azucaradas se ha incluido en la reforma tributaria. Se equivoca el Gobierno al creer que enfocando toda la responsabilidad del sobrepeso sobre un producto determinado se está solucionando el problema.
Se ha establecido científicamente que el consumo de bebidas carbonatas no es determinante en la obesidad. De hecho, países que han aumentado impuestos sobre las gaseosas pensando que con ello se reducirá el número de personas con sobrepeso, al poco tiempo se han visto obligados a reversar la medida porque no solo no disminuye el sobrepeso, sino que la industria sufre un desincentivo que se refleja en despidos masivos de personas cuyos trabajos dependen directamente de la producción, por no hablar de aquellos comerciantes como los tenderos, que ven afectadas sus ventas.
Vamos a enfrentar al sobrepeso y a la obesidad adoptando medidas de fondo, trazando una política pública y asumiendo la lucha contra este flagelo que día a día destroza la vida de miles de colombianos con la responsabilidad y seriedad que merece. Por eso hemos presentado el proyecto de ley MISO que esperamos estimule un debate profundo en el Congreso de la República y despierte el interés de todos los colombianos. Debemos generar conciencia y esa es una de las razones fundamentales por la que estoy promoviendo esa nueva norma que, sin duda, será un aporte de gran trascendencia para el mejoramiento de la vida de los colombianos.