Por: Juan Guillermo Londoño Berrío
La paradoja es que aunque Medellín es una ciudad con cuantiosos recursos públicos, también es una ciudad inequitativa: pobreza, informalidad, desempleo, inseguridad, caos vehicular, son entre muchos, algunos de los problemas que tiene la ciudad. Los gobernantes deberían ser conscientes que son elegidos por la ciudadanía mediante el voto popular y que su trabajo es para darle a los ciudadanos una mejor calidad de vida y hacer buen uso de los recursos públicos.
Pero cuando un mandatario llega al poder, se le olvidan todas las promesas de campaña y en muchas ocasiones gobiernan para su propio interés y el de sus amigos. Es por eso que la corrupción es uno de los mayores males que tiene la administración pública en Colombia.
Cada gobernante quiere que lo recuerden y para eso se inventaron los “megacolegios” y los “parques bibliotecas”. A los mandatarios les encanta “cortar la cinta” e inaugurar obras, aunque éstas no estén terminadas.
Aníbal Gaviria quiso con Parques del Rio dejar una monumental obra para la ciudad, así como los Faraones con sus pirámides, espera ser recordado como el hombre que construyó Parques del Rio, sin importarle su costo y conveniencia.
El Alcalde Federico Gutiérrez siempre ha dicho que Parques del Rio no era una prioridad para la ciudad y que Medellín hubiera podido financiar obras de mayo impacto con esos recursos. Pero lo que ahora está en juego no es el costo de la obra – 345 mil millones de pesos, que es lo presupuestado para las dos fases -, sino los sobrecostos de la misma que son de 100 mil millones de pesos, según le dijo el alcalde a los concejales y a la ciudadanía en su rendición de cuentas.
La primera etapa ya está casi concluida y muy hábilmente Aníbal Gaviria, dos días antes de terminar su mandato, dejó firmada la construcción de la segunda etapa. Si el alcalde Federico Gutiérrez realmente tiene la voluntad política y le quiere ahorrar a la ciudad esos altos sobrecostos, debería objetar la construcción de la misma por inconveniente y costosa.
Los habitantes de Medellín debemos ser vigilantes de la decisión que tomen el alcalde y el concejo, pues ya sabemos lo que pasó en Bogotá con el llamado cartel de la contratación, que hoy tiene a un ex alcalde y varios ex concejales en la cárcel. Los ciudadanos debemos, como se hizo en el caso de la venta de ISAGEN, oponernos y pedir que la segunda fase de Parques del Rio no se haga.