Por: Luis Pérez Gutiérrez

Lo mejor puede también convertirse en lo peor. Con la lengua se expresan las más bellas palabras pero también las peores expresiones. El agua es vital para el ser humano pero en ocasiones es el peor enemigo con sus tragedias. El fuego, imprescindible para la humanidad, en ocasiones invade y destruye.

La Minería es riqueza y esperanza pero es también miseria humana y destrucción ambiental.

Algo pasa con la riqueza de la minería que no logra formar comunidades sanas, progresistas, educadas, con futuro esperanzador. La riqueza de la minería va de la mano con la miseria humana. Donde hay minería nace el camino para envenenar el agua, el aire y la sangre de ciudadanos que habitan el área.

En todos los territorios mineros hay pobreza, ilegalidad, paramilitares, guerrilleros, prostitución, brujos, medio ambiente arrasado, ignorancia. Pueblo de mina, pueblo de ruina, se dice.

 

La Minería SI es una locomotora económica pero si no se vuelve sostenible será comparable al Caballo de Atila, llamado Othar, que por donde pasaba no volvía a crecer la hierba. El inicio de la desertificación.

Si la Minería ocupara un territorio pequeño, no escandalizaría tanto en un país tan inequitativo. Pero la situación es alarmante. En un debate de la Asamblea de Antioquia se entregaron datos que escandalizan.

Según la Secretaria de Minas (2013), en Antioquia los 1.500 títulos mineros autorizados ocupan 1.162.000 Hectáreas; o sea que el 18% del territorio antioqueño está en manos de los mineros. Asimismo, estudian 818 solicitudes de concesión que ocuparían 2.327.000 hectáreas; o sea otro 36.1% del territorio. Y además, hay 743 explotaciones mineras activas en proceso de legalización que podrían abarcar otras 576.000 hectáreas, o sea 9% más del territorio antioqueño.

Si se llegaran a aprobar todas las explotaciones mineras en curso, cerca del 63% del territorio antioqueño estaría en manos de la minería. Esta es una noticia fatal para el futuro de Antioquia, es una amenaza real para la vida en Antioquia. Se acabará el agua, los páramos, los bosques. Se ampliará la miseria humana, se consolidará la ilegalidad, y Antioquia será hostil para la vida.

En Antioquia no existe una sola zona minera donde no haya miseria humana y miseria ambiental. Si el 63% del territorio antioqueño va a quedar en manos de la misma minería, no nos espera más que una catástrofe.

Y en el resto de Colombia vamos por el mismo camino. Hacia un desarrollo no sostenible.

Es bueno que la Presidencia y el Ministerio del Medio Ambiente avancen con la locomotora de la minería organizada pero condicionada a que esa locomotora traiga progreso por donde pase y no destrucción ambiental y miseria humana como ocurre hoy. La minería le da prioridad a las ganancias: Mineros ricos y pueblos pobres NO es lo que quiere Colombia.