Lograr la reconciliación entre víctimas y victimarios, es uno de los objetivos Primer Congreso Internacional de Desarme, Desmovilización y Reintegración, en el que se comparten experiencias para construir un mejor futuro para ambos actores de los conflictos y su entorno.

Un ex combatiente de la Resistencia de la guerra en Nicaragua, se levantó para pedir perdón por todos los horrores de la misma. En el acto, besó la prótesis de Uriel Antonio Carazo García, quien durante 13 años hizo parte del Ejército Popular Sandinista.

Igual de conmovedor fue el testimonio de Cisnery Sánchez Pineda, desmovilizada del Bloque Central Bolívar desde el año 2006, quien le imploró a la comunidad internacional el apoyo a los programas de reintegración, para que Colombia pueda seguir con las iniciativas de paz que están permitiendo la reconciliación entre desmovilizados de las FARC, el ELN y las Autodefensas.

“En las actividades que hacemos, conjuntamente, en desarrollo del proceso de reintegración –afirmó Cisnery– hemos visto que todos tenemos los mismos sueños, tristezas, culpas, ideales, y tenemos el mismo propósito de reconstruir la verdad para entregarla a la luz pública”.

Afirmó también que aunque la población desmovilizada tiene muchos defectos y muchas culpas por expurgar, por tanto dolor que han causado en Colombia, ahora que son visibles en la sociedad, están preparados para aportar a la reconstrucción del tejido social y para hacerles un llamado a las FARC y el ELN para que dejen las armas.

Frank Rusagara, quien pasó de ser rebelde a funcionario público en Ruanda, se unió al clamor de Cisnery e indicó que en el camino para la construcción de la paz en su país fue necesario que todos los actores de la tragedia se reunieran a analizar el potencial futuro de la nación, a pensar por los niños y a desarrollar estrategias que tuvieran en cuenta la identidad nacional.

“Ustedes los colombianos tienen que construir la esperanza. Tienen que volver a sus raíces, rescatar la herencia de los antepasados, y tienen que darles una oportunidad a la población desmovilizada para consolidar la paz”, afirmó Rusaraga.

Modesto Pacaya, un indígena ticuna que desertó del Séptimo Frente de las FARC, contó que son muchos los colombianos que han optado por regresar a la vida civil, y dijo que el proceso de reintegración ha sido la salida para muchos de ellos y que como un gesto de reconocimiento a todo el esfuerzo del Gobierno Nacional está empeñado en dar charlas para prevenir el reclutamiento en Colombia para que los jóvenes no repitan su historia, que estuvo marcada por el dolor y la separación de su familia.