Por: Rodrigo Pareja
Si Jesús reapareciera en este convulsionado mundo y repitiera ese desafío suyo consignado en la Biblia, “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, en Colombia al menos habría al día siguiente más de media población con evidentes signos de lesiones en sus cabezas.
La fila de contusos y portadores de chichones y contusiones estaría encabezada, no por representantes de la gleba, sino por los más genuinos exponentes de una élite que, no obstante el reto bíblico, se creen llamados a pontificar y dar clases de moral y de buen comportamiento, sin tener sustento alguno.
Ocurre por ejemplo con los afortunados herederos del sacrificado político, Luis Carlos Galán Sarmiento, cuya trágica muerte parece haberlos envuelto en una especie de halo invisible que los facultó – según ellos — para decir quien es bueno y quien no, quien puede desempeñar un cargo y quien está impedido para hacerlo.
Ignorantes por completo de lo que ocurre en eso que con tanto desprecio suelen llamar “provincia”, de los intereses, respaldos, anhelos y deseos de millones de colombianos que solo son tenidos en cuenta a la hora de ir a pedirles sus votos, estos Catones de nuevo cuño pretenden “gobernar a distancia” y satisfacer así sus apetencias u odios personales.
Igual que el niñito malcriado a quien no le dan su caramelo cuando lo exige, el senador Carlos Fernando Galán armó tremendo berrinche porque el partido Cambio Radical entregó su aval al ex alcalde de Medellín, Luis Pérez Gutiérrez para que lo representara en la puja democrática por la gobernación de Antioquia.
Ex director de Planeación del departamento, ex rector de la Universidad de Antioquia y ex alcalde de Medellín, tres cargos nada menores, a este señor nadie le puede atribuir irregulares comportamientos, como pueden probarlo y comprobarlo la Procuraduría General de la Nación y la Fiscalía, máximas entidades vigilantes en las cuales su nombre no aparece condenado o vetado por infracción alguna.
Rumores perversos ? Sindicaciones gratuitas al estilo Goebels — repetid y repetid que al final la mentira se convierte en verdad — es posible que algo de eso haya alrededor de Luis Pérez Gutiérrez, pero en concreto nada que les de la razón a sus iracundos contradictores.
Sindicaciones, investigaciones, archivo de las mismas y absoluciones al final, como suele ocurrir con la mayoría de funcionarios públicos, es lo que se encuentra en la pródiga hoja de vida del ex alcalde, a quien sus gratuitos y malquerientes enemigos, encabezados por diez o doce “notables” no lo quieren en la administración de La Alpujarra.
La sabiduría popular dice que “se predica con el ejemplo”, algo que hasta ahora no han practicado los hijos de Luis Carlos Galán, quienes antes de estar repartiendo sus sacrosantos avales deberían explicarle al país cómo es posible que en pos de un patronímico, una afortunada familia logra beneficiarse del Estado con $114.000.000.000 (ciento catorce mil millones de pesos) que les ha entregado para una cosa que se llama “Corporación Escuela Galán para el desarrollo de la democracia”.
Hay personas que después de muertas siguen rentando aún más que cuando estaban vivas, y en este apartado Michael Jackson es el caso más emblemático. Parece que lo mismo está sucediendo con Luis Carlos Galán, según las magníficas cifras que sus afortunados herederos están recibiendo del Estado para la Fundación que se apoltrona en su apellido.
No sucedería lo mismo, en cambio, si de pronto el sacrificado político santandereano hubiera alcanzado el Solio de Bolívar. A lo mejor, y esto nadie está en capacidad de adivinarlo, hoy sería un ex presidente más cubierto de desprestigio y desprecio como Samper y Pastrana, para no mencionar sino a dos de los que en los recientes años ha tenido que soportar esta desdichada patria.