¡PLOP, CANNABIS!

Por: Francisco Galvis R.

Siendo senador, años hace, el apreciado amigo Germán Vargas Lleras, se metió entre pecho y espalda la idea de abogar en contra de ciertos inútiles trámites, agobiantes para los ciudadanos, de cuya mano hacían y hacen las delicias los administradores venales, dando como resultado la expedición de las primeras normas legales que dieron al traste con una serie de estorbosas gestiones, habiendo de ello también otro antecedente en mal llamada Ley de Reforma Urbana, en cuánto hacía a licencias de construcción y de establecimientos comerciales.

En parte fueron aliviadas las pesadas cargas puestas de más sobre los hombros de los administrados, de ustedes y de mí, no contando con la inagotable malicia indígena de los funcionarios para inventarse requisitos que las normas no exigen, es posible que con el recóndito cálculo de lucrarse con la necesidad o la ignorancia ajenas.

En Colombia no hay nada más difícil que cumplir los deberes que se tienen para con la Patria o con el Estado, porque todo conspira desde la administración pública contra el cumplimiento de nuestras obligaciones: véase si no el martirio que representa para los jóvenes la normalización de la situación militar, agravado por la indigna cacería que de ellos se hace en las calles; las largas y demoradas filas que deben hacer los ancianos para obtener pruebas de supervivencia, más las otras para recibir flacas pensiones; el trámite de paz y salvos municipales cuando de ello debería ser prueba fehaciente la última factura pagada; la constitución y redención de depósitos judiciales; el certificado de policía por primera vez; el apostillaje, las traducciones oficiales, la expedición del pasaporte, centralizados en el adiposo Ministerio de Relaciones Exteriores; la afiliación al Sistema General de Seguridad Social para los trabajadores independientes; el reconocimiento, liquidación y pago de las pensiones y el ingreso a nómina, igual de las sustituciones; la expedición de calificaciones y contenidos por parte de ciertas instituciones educativas; las enmarañadas diligencias ante la DIAN; inscribir una candidatura o una lista independiente; obtener una sentencia. En fin, tantas y tantas situaciones que de menearlas todas ni tiempo ni espacio habrían.

 

El excesivo número de leyes y de diligencias inoficiosas e inconducentes, dicen mucho del estado de atraso ético y cultural de una nación y son caldo de cultivo y fuente de toda especie de pudrición y de enriquecimiento ilícito para los delincuentes que despachan del otro lado de los mostradores oficiales.

 

Se ha dicho de siempre que los enemigos del hombre son el mundo, el demonio y la carne concupiscente, pero modernamente hay que agregar ¡la corrupción!

 

En esta cruzada contra la tramito manía no se podría caer en el exceso de abogar por la supresión de las autenticaciones, presentaciones personales iniciales y los reconocimientos de contenidos porque, habiendo tanto vivo suelto como hay, la incertidumbre para los actos y operaciones jurídicas corroería la necesaria seguridad jurídica que los debe presidir. Pero sí, definitivamente hay mucha tela de dónde cortar.

De los trámites inútiles, ¡líbranos Señor! Aún así, el presidente de la República, tan dado a darle gusto a todo el mundo, no podría consentir en la supresión de las mencionadas y precisas talanqueras.

Tiro al aire: y como el “Papa Luna”, sigo en mis trece: adelante con Luis Pérez Gutiérrez para la alcaldía de Medellín, Álvaro Vásquez Osorio para la gobernación de Antioquia y Héctor Londoño Restrepo para la alcaldía de Envigado. En Twitter: @franjagalvis