Por: Luis Bernardo Vélez Montoya

A finales de este año se realizarán las elecciones para definir  cargos  de elección popular como lo son  Alcaldía, Gobernación, Asamblea Departamental, Concejo Municipal y Juntas Administradoras Locales. Este momento electoral que amerita que los ciudadanos participemos,  debe ser la ocasión para pensarnos sobre quiénes tomarán las riendas de nuestra ciudad y departamento.

Las campañas políticas deben ser la oportunidad para que la voz de los ciudadanos y de los diferentes sectores sociales figure en los nuevos planes de gobierno en aspectos como salud, educación, movilidad, seguridad, entre otros muchos temas más que hoy reclaman acciones concretas.

La contienda electoral nos debe obligar a pensar las ciudades a corto, mediano y largo plazo. También es un momento coyuntural para pensar en estrategias idóneas que mejoren la calidad de vida de todos y todas.

En este ejercicio electoral, previsto para el 25 de octubre, se da el momento para que diversos sectores sociales que no han  participado en la esfera política de la ciudad, lo hagan de manera vehemente y decidida. Ningún sector social, productivo, académico y cultural  puede marginarse de una decisión tan importante.

Sí hoy realizáramos un sondeo de opinión indagando sobre los sinónimos que a los ciudadanos se le vienen a la cabeza cuando se pregunta por “un político”, sin duda alguna necesitaríamos más de una edición para documentar las negativas percepciones ciudadanas. Está claro que la clase política ha hecho grandes méritos para tener semejante fama.

La política ha desviado su objetivo de dar lectura y resolver los problemas de la ciudadanía en general. Los altos niveles de desconfianza con la política son un claro reflejo de que en el imaginario ciudadano sólo hay personas deshonestas.

Medellín debe superar la indignación para pasar a la digna acción, asumir la participación activa que necesitamos para el futuro próximo de la ciudad, con conciencia y  cultura política.

Es hora que en Medellín se escuchen las voces de aquellos que no han sido reconocidos y que no han tenido la posibilidad de una vida digna en nuestra sociedad, para que así se recupere la confianza en la institucionalidad.

Los planes de gobierno que se construirán en esta contienda electoral deben poner a conversar a muchos sectores sociales en la búsqueda de consensos y soluciones alrededor del empleo decente, salud digna, movilidad, servicios públicos, educación con calidad, promoción de los derechos humanos y atención a población vulnerable,

No queremos más políticos codiciosos y ambiciosos. Queremos personas que conozcan la ciudad y que garanticen transparencia en el ejercicio de lo público, sensibilidad ante las problemáticas sociales y que busquen un interés por la participación real de las comunidades. Los ciudadanos y ciudadanas tenemos el deber  de buscar a los mejores representantes en esta contienda electoral

No podemos seguir excluyéndonos de un escenario constitucional y democrático que define gran parte de nuestra cotidianidad, de nuestra dignidad.

Como lo dijo el periodista y escritor Cristóbal Cervantes: “Los malos políticos cambiarán cuando cambien los votantes igual que los malos empresarios cambiarán cuando cambien los consumidores. Cuando nos demos cuenta de que también somos parte del problema descubriremos, por lo tanto, que somos parte de la solución”.