La Comisión Primera de la Cámara de Representantes busca prohibir el uso de semillas transgénicas en Colombia, cuando expertos y científicos coinciden en que la ingeniería genética aplicada a la producción agrícola mejora las condiciones para que haya más y mejores alimentos. La Cámara busca la modificación del artículo 81 de la Constitución Política, con el fin de prohibir en Colombia “el ingreso, producción, comercialización y exportación de semillas genéticamente modificadas”. El objeto del proyecto es proteger el medio ambiente garantizando el derecho a los campesinos y agricultores a semillas libres. Sin embargo, de aprobarse esta modificación a la ley, la estabilidad social y económica de los productores además de la soberanía alimentaria del país se vería gravemente afectadas.

En Colombia el 80% del maíz que producimos es mejorado genéticamente, una reforma como esta alteraría por completo la producción de los alimentos en nuestro país. Una medida tan ligera y poco planificada perjudica la economía y echaría al traste la agricultura, solo generaría hambre y miseria como ocurrió en Sri Lanka”, asegura Rodolfo Correa, presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura de Colombia.

Actualmente el tema ya cuenta con una regulación por parte del ICA, que ha autorizado la importación de algunas semillas transgénicas, como el maíz, trigo, algodón o soya. Este tipo de autorizaciones se dan con uso restringido: tipo de semilla, cantidad y lugar de aplicación, siempre se hace seguimiento al comportamiento del uso de ese lote de importación antes de un permiso de comercialización.

La ciencia aplicada a la biología ha permitido garantizar la seguridad alimentaria y cosechar diferentes alimentos en un campo más eficiente, mitigando las consecuencias de la deforestación para el medio ambiente, contribuyendo así a la construcción de un futuro sostenible. Además, no se registra evidencia científica que muestre problemas de salud relacionados a este tipo de semillas.

Entre tanto, de prosperar esta reforma, se desestimularía aún más la producción interna haciendo del País una región más dependiente de las importaciones y limitando la exportación de productos agrícolas.