Diego Calle

Por: Diego Calle Pérez.  

El conocido jesuita indio Anthony de Mello, nos dice que con la religión nos han metido muchos miedos que están ahí y que hay que solucionar. “No tengáis miedo”, dice Jesús en el Evangelio. Todo el Evangelio está lleno de estas advertencias: “No temáis…, no os preocupéis…, no os aflijáis…” Pero nosotros hemos hecho una religión llena de tabúes y temores, llena de ideas falsas y de falsos ídolos.

Con la creación de la muy famosa y prestigiosa Cooperativa Lechera Colanta ha sucedido lo mismo. Se creó una organización de campesinos buscando beneficios a su trabajo en el campo. Al principio tuvieron miedo de congregarse como asociados y con los años superaron los afiliados. Muchos miedos surgieron para comprar su sede en el barrio Caribe, la gestión de su gerente daba confianza para abrir los créditos en los bancos del estado.

Muchos temores se generaron con el crecimiento cooperativo. Beneficios se buscaron a como diera lugar. Los municipios les ofrecían descuentos en el predial y exenciones tributarias en industria y comercio. Los sueldos no muy significativos para sus empleados compensan con su estabilidad laboral. Muchos empleados de manejo y confianza han sido concejales, diputados y alcaldes de varios municipios y departamentos.

Su gerente, por 43 años fue el veterinario Jenaro Pérez Gutiérrez, quien conto con un gran grupo de escuderos. Fue concejal de varios municipios antes de la reforma de 1986, por varios periodos fue concejal de Medellín, solo le falto ser gobernador y senador.  Lo más nefasto que pudo hacer Don Jenaro fue haber creado ese terror y miedo de que si no votaban por sus candidatos se acaba la empresa Cooperativa. En los concejos municipales se aprueban acuerdos, para no cancelar impuestos que por principio cooperativo debería poner en práctica para los pueblos avanzar en inversiones sociales.  Regalar cuadernos no es suficiente para una empresa que genera una plusvalía millonaria. Según la revista Semana Colanta está entre las 10 más grandes empresas Colombianas.

El terror y el miedo se han inoculado en las poblaciones de los pueblos con una tradición que ha pasado de generación en de-generación. Las abuelas suplicaban a esposos, hijos, vecinos y amigos que votaran por el que dijera el señor dueño de las vacas, porque si no acertaban la empresa quebraba y se acababa. Muchas de estas anécdotas hasta las conocen los señores jueces del tribunal administrativo de Antioquia, senadores y ministros. Pero como era Don Jenaro nada pasaba. Los aportes de la Cooperativa a una campaña podían ser cuantiosas cifras que no pasaban registradas como de la cooperativa, sino de amigos y conocidos del señor gerente vitalicio.

El miedo y el terror se presentía en cada campaña y se agrupaban en bando los que se consideraban de mejor familia, los que se sintieran sobrados de votación para ser del caso concejal, diputado y el alcalde pasaba sobrado de votación. Hacer una campaña diferente era como estar montado en un Renault 4 y los de Colanta en carro Toyota de 8 pistones. Así una campaña es una quijotada que da risa entre familiares, amigos y vecinos del pueblo de los ancestros. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Se repite en cada campaña y se proyecta que a 30 años muchos de los que han sido alcaldes y alcaldesas por la Cooperativa, repiten su noble hazaña unas 4 y hasta 6 veces más hasta los 80 años de vida profesional y política, como ha pasado en algunos pueblos.

El terror y el miedo es la estrategia para cada campaña, es solo decir, si no votan por los que señale la Cooperativa, los dejamos sin trabajo a muchos de sus familiares, el pueblo se atrasa en su plan de desarrollo y no hay progreso. Y pregunta uno: De que progreso y desarrollo hablan si lo mínimo que es pagar unos impuestos no lo hacen argumentado crisis lecheras y  otras artimañas. Terror y miedo es el valor agregado que Colanta deja en los pueblos. Han hecho de Colanta una empresa llena de ideas falsas y de falsos gestores de Cooperativismo. Será que con la paz a sus espaldas, seguirán manejando el miedo y el terror de decir que se acaba una empresa que exporta millones de quesos y leche al extranjero.